jueves, 29 de septiembre de 2011

Doce

Nací un día doce.
Doce meses tiene el año y por ello nos comemos doce uvas en nochevieja.
Doce horas tiene un reloj de manillas.
Doce cuenta un libro que fueron los discípulos.
Doce signos del horóscopo. Occidental y chino.
Doce es el número atómico del Magnesio (Mg). Ese que según mi padre no hay que confundir con la Potasa.
Doce vueltas da la luna alrededor de la tierra en un año.

Doce asignaturas me quedan para poder licenciarme.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Reencuentros

Hace justo una semana La chica que va de acá para allá y yo fuimos a cenar con sus ex-compañeras de piso. El objeto de tal cena era certificar nuestro regreso a la ciudad y demostrar cuales eran las nuevas habilidades culinarias de ella. Mis nuevas cualidades culinarias las demostraré en la siguiente cena. No sufráis.
Contámonos historias varias del pasado curso. Aventuras y desventuras; anécdotas y sustos. Fue tan divertido que quedamos en repetirlo. Agradecemos la invitación a:


La chica Uuuh,
La que es de donde los tambores,
La manchega que parecía mexicana quería un argentino y se lio con un brasileño, y
La zurda que no sabía usar unas tijeras.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Why so serious?

Mañana tengo un cumpleaños de disfraces y voy a ir de esta guisa:





Después de que mi mami se tirara tres semanas haciendo el disfraz tengo unas ganas que no puedo con ellas. La semana que viene subo una foto. Palabra.

lunes, 19 de septiembre de 2011

La Puta Secretaría de la Facultad de Letras

Marque la respuesta correcta:

a. Es una oficina en la que todos sus trabajadores rinden sin apenas descanso.
b. Su actitud muestra siempre una predisposición plena por ayudar al alumno.
c. Son famosos en todo el campus por su simpatía y conocimiento de los aspectos de su trabajo. Por ejemplo: indicar donde se puede consultar a que hora tienes una cita la próxima semana.
d. Todas las anteriores son falsas.
e. Todas las anteriores son falsas y merecen trabajar en esta ciudad de Abril a Septiembre sin aire acondicionado y sin pausa -de dos horas y media- para el almuerzo.

viernes, 16 de septiembre de 2011

De comparaciones y otras tradiciones

La chica que va de acá para allá es una montaña rusa de emociones. Pero no una cualquiera. No. Es el Dragon Khan de las emociones. Capaz de levantarse alegre, ducharse contenta, ir a clase satisfecha, salir a almorzar agobiada, volver a clase preocupada, terminar la mañana ilusionada, enfadarse cuando pasa a menos de 10 metros de la Secretaría de la Facultad de Letras (¡ay... esa secretaría de la Facultad de Letras!), ponerse triste después de comer, reirse de cuatro tonterías que le pasan ante los ojos y de acabar el día invadida por esa nostalgia que le soplan desde Italia.

Todo eso sin pasar por la casilla de Salida ni estar en 'esos días' (¡ay... 'esos días'!).

Yo, que parece que no tenga otra cosa que hacer, me encargo de compararla con pequeños personajes populares de ayer, hoy y siempre. ¿Qué por qué pequeños? Pues porque ella es pequeña, claro. ¿Por qué iba a ser si no? La comparo con la Ratita Presumida (cuyo cuento ha confesado que le encantaba); con Campanilla (cuyos estados de ánimos a veces son más estables que los de La chica que va de acá para allá); con la ratita Mallymkum, de Alicia en el País de las Maravillas cuya habilidad para la finta y la espada me alegro que no sea compartida por La chica que va de acá para allá. Porque si La chica que va de acá para allá supiera esgrima yo no tendría ocasion de discutir nunca: directamente me desafiaría a duelo al amanecer, con dos padrinos y un juez, exigiéndome satisfacciones cada vez que sintiera que la agravio con alguno de mis sarcasmos. Que la he ofendido con algunas de mis reflexiones o que ya le he tocado los ovarios con alguno de mis onanismos genitales en honor a la pereza. Lo que viene siendo una tocada de huevos a ella por tocarme los huevos yo, vamos.

Menos mal que un servidor, que parece que no tenga otra cosa que hacer, prefiere discutir todo esto con una buena pelea de cojines. Que la esgrima me tiene enamorado pero la tradición es la tradición.

Vamos, digo yo.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Yo, historiador del arte

Hoy comienzan las clases. Voy a empezar quinto de carrera con sus asignaturas (y unas cuantas más de otros cursos, no vaya a ser que fuera poco) y este año me toca ponerme las pilas de verdad. Me he preparado dos Dura-Cell alcalinas más grandes que extintores Ya veréis, ya. Así que hasta Septiembre de 2012, probablemente, me halle sumergido en una guerra continua contra profesores armados de exámenes. Sin descanso. Que guay. Como mola. El acabose, oye.
A todo esto llevo meses (en realidad serían dos años, pero nadie se lo cree) pensando que haré después de la carrera. Y de repente a todos les da por preguntar: "¿Qué vas a hacer después?" Y yo para despistar cada vez respondo una cosa, tal que así:

Padre: ¿Qué vas a hacer después?
Yo: Un bocata de atún, que la mamá se ha olvidado de comprar chorizo pamplonés.
(La primera ha sido fácil)

Madre: Algo tendrás pensado para cuando termines ¿no?
Yo: Echarme una siestecita, que ya está bien, la verdad.
(Seguro de ti mismo, que no te vean nervioso)

Mirmana: ¿Y después, qué?
Yo: Podríamos ir al cine, me han dicho que esta promete mucho.
(¡Ja!, esa no se la esperaba)

La chica que va de acá para allá: Tendrás pensado que hacer ¿no? Porque yo no espero a nadie.
Yo: Sí, cariño. Tengo visto ya varios másteres y quiero ponerme a echar currículos como un loco a partir de Abril.
(Mierda...)
Yo, la verdad, esperaba tirarme al sofá haciéndome el muerto y pasar desapercibido...

El caso es qué si sé lo que no voy a ser. Al menos lo que no quiero ser y eso es historiador del arte. A ver si os creéis que me he pasado seis años estudiando Historia del Arte para acabar dando clase en Secundaria y Bachillerato. Vamos, ni de coña. No quiero ser profesor. Y tampoco puedo quiero ser investigador. Así que en estos tiempos de crisis y dificultades me toca reinventarme. Y ya sé lo que quiero hacer cuando termine la carrera:

Dibujar arco iris en el cielo de día y estrellas fugaces en el cielo de noche.

...

¿Cuela?

¿No?

Si ya decía yo que tenía que pensar algo mejor...

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Una fobia intrascendental

¿Conocéis esos miedos leves, muy sutiles, que te asaltan justo en el momento en que pueden hacerse realidad? Es hora de que comparta uno con vosotros.

Que la chocolatina de la maquina expendedora se quede enganchada y me vea obligado a comprar otra para que la empuje. Que a su vez la segunda chocolatina quede enganchada también y necesite comprar otra para que empuje a la segunda y a la primera, quedándose la tercera enganchada también y así hasta el infinito y más allá creando una híper-paradoja temporal.

Sudores fríos me recorren el cuerpo cuando pulso el número correspondiente a mi chocolatina favorita.


domingo, 4 de septiembre de 2011

Jumillanismo de la semana nº 7

El verano toca a su fin. Por primera vez en ¡4 años! no tengo que dedicar las primeras semanas de Septiembre a estudiar exámenes de asignaturas suspendidas durante el pasado curso. Así aún podré disfrutar de unos días más de no hacer nada. Mientras tanto os dejo con un nuevo término de Jumilla, que sé que los echábais de menos:

Reparandoria

Fasto de protocolos a seguir con conocidos, amigos y familiares cuando te los encuentras de forma casual o no en cualquier evento formal.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Óleo sobre lienzo

Aquí está la obra que me enamoró en Ferrara hace unos meses y de la que ya hablé en otra entrada. Desde el mes de Julio, por fin, cuelga en la pared de mi cuarto, justo enfrente de mí. Me sigue enamorando como el primer día. Pero no conozco el título ni el autor. Solo a mi se me ocurre comprar una obra de arte y no preguntar por ninguno de los dos. Así que he decidido bautizarla como Óleo sobre lienzo sin título ni autor.

Estoy hecho un artista poniendo títulos.