miércoles, 26 de septiembre de 2012

La Guerra (que ha terminado)

Una de las cosas que siempre se enseña en los libros de Historia es que cuando estalló la Primera Guerra Mundial los países combatientes tenían la plena convicción de que los soldados regresarían a casa victoriosos a tiempo para la cena de Navidad. Pues esta historia que os voy a contar tiene algo en común. Cuando pisé una universidad por primera vez para estudiar creí que en cinco años sería licenciado.

Y no fue así.

Decidí matricularme en la Licenciatura de Historia por la Universidad de Alicante en octubre de 2003. Ese verano David Beckham había fichado por el Real Madrid, que era campeón de liga, y a Vicente del Bosque no le renovaron el contrato por falta de glamour. Quien no vea las señales es porque no quiere. Además de todo esto, yo me había pasado el verano estudiando en la academia (de 9.00 de la mañana a 14.00 de la tarde) para aprobar Latín y Lengua de 2º de Bachillerato en septiembre (modalidad de Humanidades) y la PAU, en la que la única asignatura que suspendí fue Historia del Arte, tras considerar los profesores que me corrigieron que mi disertación sobre Francisco de Goya, su vida, su arte y la conexión entre ambas facetas no era, ni de lejos, correcta. Yo no sé si el Universo es casual o causal. Pero si sé que es un cachondo de narices.
Asistí mis primeros meses a la Universidad virgen. Ya me afeitaba y apenas tenía acné. Y si me pusiera a pensarlo ahora no sabría decir si salí al mundo o me metí en un tunel. Supongo que, como todo, pueden haber distintos enfoques y diversas respuestas, contradictorias entre sí. El caso es que la cosa no terminó de arrancar. Con el horario por la tarde, me pasaba las mañanas navegando por internet y volviéndome adicto a un CD de doscientos juegos de la NEO-GEO que me había grabado mi primo. En diciembre me apunté a esgrima y descubrí el placer de marchar hacía delante y romper hacía atrás con un florete en las manos. Algunos recuerdos de la Universidad de Alicante son muy buenos, hay que reconocerlo. Pero terminó ese primer curso y solo había aprobado cuatro asignaturas de diez (una de ellas en septiembre de 2004). El Real Madrid se descalabró en la final de la Copa del Rey, se descalabró en la Liga (perdió los últimos cinco o seis partidos), y se descalabró en Champions League, perdiendo contra el Monaco que lideraba un despechado Fernando Morientes. El siguiente curso, mientras el Madrid 'Galáctico' se atascaba yo no conseguía aprobar nada. Además me estrellaba como un tonto en lo que yo pensaba que era el amor y no lo era. Por lo menos ya no era virgen y alguna alegría me había llevado. El tercer curso, y para quien haya perdido la cuenta vamos ya por el 2005/2006, solo aprobé una asignatura. Eso sí, conseguí mantener una relación fuera de verano y más de un cuatrimestre con alguien de mi mismo municipio. Poco a poco la cosa despegaba. Falso. Llegó Mayo y con Florentino Pérez dimitiendo y el Madrid 'Galáctico' naufragando, lo que yo volvía a creer amor, nuevamente no lo era y se acabó. Y yo decidí acabar con esa carrera. Y decidí cambiar de aires. Decidí trasladarme a Murcia a estudiar Historia del Arte.

En Historia del Arte consigo aprobar en un solo curso más asignaturas que en tres años en Historia. Sigo a vueltas con el amor. Pero algo cambia. El Real Madrid gana de forma épica la liga 2006/2007 y y eso me huele a que por fin la mala suerte empieza a escasear. El segundo curso tiene doble lectura. O doble vertiente. Caída a los infiernos y salida del pozo, todo en uno. Además, de nuevo el Madrid gana la liga y el Barça le hace el pasillo. Llevo dos cursos y tengo aprobado el 66% de lo que me había matriculado. Lejos de la perfección. Pero todavía más lejos del sótano académico al que me había acostumbrado. Sube la moral. Lleno mis apuntes de dibujos. Me libro de vampiros emocionales, me meto en la comisión de fiestas de la Facultad de Letras, desparramo, soy el rey del mundo y... conozco a La chica que va de acá para allá, y no me vais a creer. Pero durante un segundo el mundo se paró. 
Durante el tercer curso en Historia del Arte, 2008/2009,  igual que, según Zapatero, pasaba con España entré en desaceleración. Me resguardaba más y le dediqué más tiempo a estudiar pero no pude evitar suspender medio curso. Y una duda creció en mi interior: "¿debería haber estudiado Bellas Artes?" Esa duda me va a seguir hasta el final. Tanto es así que de repente comencé una contrarreloj por terminar y dedicarme a dibujar. Tomé la decisión de no matricularme en cuarto y dedicarme a aprobar las asignaturas sueltas que me habían ido quedando por ahí. Nace el concepto de Estudiante Nómada. Atravieso cursos de forma vertical y no permanezco en ningún aula. No hago piña con compañeros. Los pasillos acogen mis pasos de una clase a otra. Y cada vez,  deseo más escapar y dedicarme a dibujar. En esas llega el año de beca Erasmus. Que me permite conocer bien el norte de Italia y sacarme fácilmente todo cuarto. Y llega quinto, curso 2011/2012. Y con él me reto a mi mismo a aprobar 78 (setenta y ocho) créditos para, después de nueve años, salir por fin de la universidad. La universidad se ha convertido en una cárcel. En algo que no era para mí. Pesan los cursos. Los fracasos. La sensación de tiempo perdido. El deseo de querer dedicarme solo a dibujar. Y me dispongo como nunca a entrar a clase. A estudiar casi cada tarde. A echarle todas las horas que pueda. A no pensar en otra cosa. Y apruebo nueve asignaturas al final de junio de 2012. Y me preparo las tres que me quedan a conciencia durante el verano. Y solo consigo aprobar dos. Me queda una con un cuatro. Voy a hablar con el profesor. Sin ánimo de súplica. Con ánimo de ver donde he fallado. Y me vuelvo a retar y me digo: "Casi lo has conseguido. No está mal once de doce. En enero la aprobarás con sobresaliente".  Y...


Y una semana después abro el campus virtual para imprimir el recibo de matrícula (de esa sola asignatura) para pagarlo en el banco. Y tengo una nota del profesor diciéndome que se lo ha pensado mejor y que cree que es justo aprobarme y que mi aprobado está subido en el acta. Y entonces yo me digo: "pero...estaba dispuesto a aprobarla bien. Estaba dispuesto a clavar el examen, el trabajo, lo que fuera". Pero a la vez comprendo que he salido de mi cárcel. Que soy libre y que la libertad es dura, y extensa y salvaje. Pero es libertad y me he demostrado a mi mismo que soy capaz de enfrentarme a cosas que no se me dan bien y tener la disciplina de intentarlo. Y ahora solo quiero dedicar mi tiempo a conseguir lo que quiero. Aunque cueste. Aunque el camino no sea recto. Porque hace tiempo que sé que es lo que quiero y tengo toda la vida para conseguirlo y que por fin. Por fin, por fin...

la guerra ha terminado.












PD: Mi licenciatura está dedicada a cuatro personas;
A mis padres, que han creído en mi y la han financiado contra viento y marea. 
A Mirmana, por estar siempre al otro lado del teléfono, aunque fueran las doce de la noche y ella tuviera que levantarse al día siguiente a las siete de la mañana. ¡O a las seis!
A La chica que va de acá para allá, porque desde el principio se ha tomado mi carrera como si le fuera la vida en ello y me ha apoyado, me ha consolado y me ha reñido solo para que yo apruebe.








sábado, 22 de septiembre de 2012

El resumen de septiembre

No ha podido ser. Después de pasarme el verano estudiando el balance de los exámenes es negativo. No muy negativo, pero sí negativo. Por decirlo en términos futboleros, en los tres encuentros -exámenes- disputados, he cosechado una victoria, un empate y una derrota. Así que no me queda más remedio que finiquitar en enero/febrero de 2013 lo que no he sido capaz de terminar en septiembre de 2012. Esto es como la medalla de plata en una final de deporte de equipo en los JJOO. Con el tiempo sabrá bien, pues he conseguido superar 72 créditos de los 78 que me matriculé hace exactamente un año. Pero ha sido un año difícil, donde me he dejado todo y donde ha quedado patente que yo no estoy hecho para estudiar una carrera universitaria. Pero aunque todas las personas que si estén hechas para estudiar una carrera universitaria, incluso aquellas que no lo estén y piensen que no se debe estudiar una carrera universitaria porque sí, solo he decirles que a veces uno tiene que demostrarse cosas y ese ha sido mi caso. 
En el saco bueno he recogido algo que no esperaba. Y es reconciliarme con la Historia del Arte. Los primeros años empecé muy a gusto y con ganas de aprender. Pero sucedió que todo acabó degenerando en una carrera por superar créditos a una velocidad que me impedía ver el paisaje. Quizá se deba a mi nomadismo como estudiante. Esa soledad que implica esa condición de estudiante nómada te acaba convirtiendo en un superviviente que malvive y no disfruta. Eso no es bueno. Somos animales sociales y necesitamos intercambiar conocimientos para no sentirnos solos. Al menos es lo que me ha ocurrido a mi. Es bueno terminar algo con un buen sabor de boca, aunque no sea excesivo. He terminado conociendo gente que tiene verdadero interés por esta disciplina y que transmiten unas ganas de enseñar la y conocerla mejor que no se puede soportar. A ellos me quiero arrimar, para no perder el contacto con algo que ha formado parte de mi vida más de seis años.

Hasta el momento eso es todo. Contaré más novedades en los próximos días.

sábado, 1 de septiembre de 2012

"He aquí que aquí veo"


Me vais a permitir dos cosas. La primera es la alusión del título a ese fragmento de los poemas odínicos (según he leído en internet) que se cita un par de veces en la película ‘El guerrero nº13’, que no pasará a la historia del cine pero es un notable entretenimiento palomitero de sábado por la tarde. Para los pocos que no la hayáis visto baste deciros que los protagonistas del filme recitan ese fragmento siempre antes de entrar en batalla y en él describen como familiares y antepasados fijan sus ojos en ellos, guerreros vikingos, y en si muestran la valentía necesaria para ganarse el derecho a descansar eternamente en Valhalla el paraíso heavy. Digo, el paraíso vikingo. La segunda concesión que quiero que me permitáis es la de ponerme melancólico por (pen)última vez.
La culpa no es del poema en cuestión. La culpa es de haberlo recordado estos días. Estos días en los que estoy de humor alterable. Tan pronto eufórico como enfadado. Tan pronto ilusionado como agobiado. De repente bien y enseguida mal. “¿Te ha venido la menstruación?” Diréis algunos. No pero casi: estoy de exámenes. Y el problema no es que sea un período más de exámenes. El problema es que probablemente sea el último período de exámenes. Y no es que me entristezca no asistir a más exámenes universitarios. Todo lo contrario. El problema es que estoy deseando aprobarlos de una vez y hacer un corte de mangas al salir del aula. Ha sido tanto mi empeño en esta deseo que llevo desde el 19 de julio (¡19 de Julio!) estudiando. A mi manera claro. Que es bastante constante pero irregular al mismo tiempo. Todos los días, sí, pero con ese desorden crónico que convive conmigo cuando La Chica Que Va de Acá Para Allá anda lejos. Y lo que ocurre, creo yo, es que nunca me había empeñado tanto en terminar algo y eso me produce hasta taquicardias. Y hace que ande por el pasillo de mi casa como si viviera en el siglo XIX y yo me acabara de enamorar de una muchacha socialmente inaccesible para mí.
Así que sí. Tengo ganas de aprobar y decir: “¡Universidad, que te den!”. Lo que ocurre es que ese corte de mangas conlleva algo más. Y todo por el simple hecho de no ser de Murcia. Y es ahora cuando describo mi melancolía. Yo vine a Murcia en 2006 a enderezarme. A dejarme de hostias y convertirme en adulto. A no andar trabado con asuntos de adolescentes cuando ya pasaba los veinte. A ponerme las pilas y prepararme para el futuro. Y creo que lo he conseguido, medianamente (fiel a mi estilo), pero eso ha significado recoger un bagaje por el camino que incluyen seis años, mucha gente y situaciones de todos los colores. Vamos, que me da pena, penita, pena, irme de Murcia. Me da pena porque La Chica Que Va De Acá Para Allá se queda aquí y a mi me gustaría quedarme con ella. Y aunque nos vayamos a ver en cada hueco libre que tengamos y todo esto sea provisional, pues se hace duro no comer con ella cada día y dormir juntos cada dos. Pena porque una vez más siento que cierro una época mil veces contada. En la que he definido lo que soy. No lo que veis vosotros, sino lo que soy yo. Lo que proyecto cuando me veo en el espejo. Llevo todo el verano saliendo a correr por mi pueblo y es terriblemente pequeño. No hay callejuelas. No hay bares. No hay bazares de chinos. Si hay kebabs, de eso no me puedo quejar. Aunque apenas vaya a comer a ellos. Lo único divertido será cuando salga a correr este invierno pasadas las once, con todo el pueblo desierto, para mi. Recordando las mil y una veces que he andado por Murcia con las calles recogidas.
No obstante, prometo que será la (pen)última vez que hablaré de la nostalgia que me produce dejar Murcia. Es el momento de prepararme para la batalla final.


El Guerrero nº13

domingo, 19 de agosto de 2012

Anillos

En el verano que he decidido bautizar como Verano de la Encrucijada por el hecho de estar estudiando para finiquitar mi licenciatura y poder pasar a otro asunto como quien espera a que el semáforo se ponga en verde en medio del desierto en alguna película de esas de poco diálogo, poca música y mucha mirada hay pocas ocasiones para la distensión y el divertimento. La chica que va de acá para allá se fue a Inglaterra para aprender el herético idioma de Shakespeare por si tenemos (o tiene) que huir a tierras protestantes para ganarnos las habichuelas. Suple su lugar para mis chascarrillos y mis bromas de tocar las narices durante estos meses Mirmana, quien lo lleva con menos resignación de la que debiera tener ya estas alturas del cuento. Y yo me aburro más que una ostra, pese a que he ido al cine tres veces. No solo ninguna de esas películas me va a cambiar la vida, sino que además hay una por la que me hubiera gustado soltarles un contundente par de sopapos a cada uno de sus responsables. Pero hubo un día a mitad de camino entre julio y agosto en el que Mirmana y yo decidimos ir a comprarnos ropa. Por la mañana a pleno sol. Con dos cojones. ¡Si, señor!

Esta anécdota comienza como tantas otras, pero al revés. Por una vez, Mirmana, que en verano es siempre menos puntual de lo que asegura ser en invierno, decidió madrugar  y a las diez de la mañana ya llevábamos una hora en el centro urbano de Alicante, desayunados y despejados, dispuestos a gastar nuestros suntuosos dineros en trapos. Bueno, en realidad no fue así. La cosa era que yo necesitaba un par de pantalones cortos y ella me acompañaba para aconsejarme como cuando yo tenía quince años. Pero en estos trece años yo no contaba con que Mirmana hubiera notado tanto los efectos de pasarse casi una década trabajando al servicio de la administración pública intentando enseñar a niños de dudoso nivel de atención a manejarse con algún conocimiento medio por la vida. No quiero dejarla como un ser básico y primario. Sobre todo no quiero después de ser amenazado por ella: 

-"Pero no me dejes como un ser básico y primario".

Pero me debo a la verdad. Bueno no siempre. La mitad de las cosas que cuento son alteraciones de la verdad. Pero está juro que si es verdad. Lo juro, lo juro, lo juro. Mirmana tiene un grave problema cuando va de compras. Se siente irremediablemente atraída por un tipo de objetos con tres características: pequeño, empaquetadito y de colorines llamativos. Cada vez que entrábamos en una sucursal de Inditex ella escapaba corriendo de mi control hacía el centro del local al grito de:

-"¡Andá! ¡Tarritos minúsculos de colores!"

Y metía la mano en la cesta como experimentando una súbita sensación de placer y alivio intentando coger el más minúsculo, el más llamativo y el mejor empaquetadito. Todo eso a la vez. Pero ahí no acaba todo. Mirmana ha estado varios años en centros cuya presencia de niños y adolescentes calés era realmente abundante. Se ha empapado bastante de su cultura, de sus formas de proceder y de sus más anhelados deseos. Tal es así, que ya salíamos de la tienda camino del coche cuando vio un estante hacía el que no pudo reprimir una exclamación de alegría:

-"¡Andá! ¡Anillos!"

Que me devuelvan a Mirmana, esa que mantenía la compostura ante cualquier situación y que me la devuelvan ya. Por favor.

domingo, 5 de agosto de 2012

De columna en columna

Hoy he debutado en La Columnata, ese diario de opinión y análisis de casi todo menos deporte que un día se le ocurrió a César Noragueda. La idea de La Columnata ya la habréis oído en mil sitios. Opinión variada, bla, bla, bla... Sin editorial definida, bla, bla, bla... Autores que saben escribir decentemente, bla, bla, bla...
Pero yo lo que espero de La Columnata es consolidar un proyecto serio. Publicar mi primera tira cómica. Ganar dinero (mucho o poco no depende ni del director del diario me temo). Y sobre todo pasármelo pipa dibujando a este personaje: 




Alzo mi copa por el éxito de La Columnata.

miércoles, 18 de julio de 2012

Gente rara en la ciudad: el limpia persianas

Tenía yo miedo que el ausentarme de un modo definitivo (o si lo prefieren hasta nueva orden) de Murcia, afectara negativamente a la marcha de este blog en general y a esta sección en particular. Una pedanía de seis mil habitantes, donde abundan los canis básicamente,  no me parecía en principio una huerta abundante de estas historias. Pero como decían en el anuncio ese de de la bebida esa que es para deportistas pero la bebe todo Dios, el ser humano es extraordinario. Y como tal siempre te sorprende. Ahí va la historia:

Este verano, ya sabéis de sobra que me toca estudiar. Como soy un vago que se distrae con una mosca me he auto-impuesto la obligación de levantarme todas las mañanas religiosamente (aunque creo que madrugo más que los religiosos) a las 7.45 y marcharme a Elche a estudiar a una bonita sala de estudios cuyas paredes están decoradas con pollas (de esto hablaré y documentaré en breve).  Anoche no me pude dormir y me he levantado tarde esta mañana. Así que esta tarde a las 16.15, con el solecito pegando fuerte me he ido a la parada de autobús para cumplir con mis horas de estudio. Esperando alegremente sentado a la sombra he visto como un hombre de unos cuarenta y tantos se ponía a limpiar con un instrumental austero la persiana metálica del estanco. El tipo iba y venía cruzando la carretera por donde no debía con el cubo en la mano para llenarlo de agua en la fuente de la plaza que estaba al otro lado. De repente se giró y me hizo una pregunta, comenzando el siguiente dialogo, propio de Tarantino:

Limpia Persianas: -¿Por qué no te vas en tren?
Josef: -Porque el tren me deja demasiado lejos.
L P: -Pero te deja en Parque* ¿no? Igual que el autobús.
J: -El autobús me deja en el mismo barrio de Altábix antes de llegar a la estación.
L P: -Ah, vale. Yo es que siempre cojo el tren y me deja en Parque.
J: -Sí, yo suelo coger el tren pero cuando quiero ir al centro o a la zona de Carrús**
L P: -Claro, claro. además los aseos de Renfe siempre están limpios.
J: -Eh...sí (mentira cochina). 
L P: -El otro día tuve bronca en la estación de autobuses. Con la de limpieza.
J: -(Miro a mi izquierda, el autobús no viene, respiro hondo, me pongo cómodo) ¿Y eso?
L P: -Porque está loca. No me dejaba entrar al aseo. Lo tenía cerrado y estaba limpiando otra zona.
J: -Vaya por dios...
L P: -Era la segunda vez. Otro día ya había ido pero no le dije nada pero...
J: -Si es que algunas están locas.
L P: -Pero es que esta vez me cagaba.
J: - ... (por favor autobús, ven ya).
L P: -Pero no una cagada cualquiera. No, no. De esas pesadas...
J: - Entiendo...
L P: De esas pesadas que se te pegan al estómago y caen líquidas.
J: -Sí. Me hago una idea; de verdad. (Por favor, autobús, te lo suplico VEN YA).
L P: -Y la tipa se empeñaba en no dejarme.
J: - (Seguro que porque no le describiste la naturaleza de tu apretón)
L P: -Y le dije dame la hoja de reclamaciones.
J: -(Ahora cuando suba al bus yo también las voy a pedir)
L P: -Y aún se ponía digna. Estuve a un pelo de...
J: -(No lo digas. No lo digas) ¿A un pelo de...?
L P: - De cagarme allí en la puerta del baño.

Y hubo más. Porque el autobús tardó diez minutos más en llegar. Pero todo fue un bucle en el que las palabras 'aseo', 'limpiadora', 'cagada' y 'estación' se iban combinando de diferente formas. Y mi mente ha empezado a borrar todo esto por mi propio bien. Y creo que necesito un Almax. Y...

En fin, buenas noches.

(*) Parque es la primera de las estaciones de tren que hay en Elche. Su situada al lado de la estación de autobuses.
(**) Carrús es la segunda de estas estaciones.

martes, 17 de julio de 2012

Más gordo, más maduro

De un tiempo a esta parte cada vez que me reencuentro con alguien tras un tiempo sin vernos hay una enorme probabilidad de que lo primero que me diga sea: "¡Te veo más gordo!". Lo dirá a modo de broma pero basándose en una sensación más o menos real. Es una situación similar a cuando un tío le suelta un piropo a una tía y esta le responde de una forma borde, o cuanto menos original: a él le parece que tampoco ha dicho nada ofensivo y mi que ya estoy hasta la narices del mismo comentario con cada conocido que me encuentro.  
Pero por mucho que me pese y por mucho deporte que haga, lo cierto es que sí. Estoy más gordo. O mejor dicho: no estoy tan delgado. Porque yo estaba muy delgado. Pero mucho, mucho. Mis niveles de delgadez en 2005 son preocupantes. He visto fotos y si no me conociera diría que estuve enfermo. Es debido a esto que siempre he parecido más joven de lo que realmente era. En el instituto no se creían que estuviera en Bachillerato y en la Universidad no se imaginaban que incluso tuviera más años que muchos de los presentes en el aula. 
Mi madre, que me quiere mucho, dice que lo que pasa es que se me ha hecho cara de hombre. Es evidente que sé que me lo dice para que yo no me sienta mal. Su padre (mi abuelo) y sus hermanos (mis tíos) tienen todos una cara pan solo comparable a su autoestima propia. Y yo no iba a ser menos. Pero lo que me parece curioso es cuando se ha producido este cambio de cara delgada/niño a cara gorda/hombre. Ha sido con un ascenso en mi madurez. Si consigo aprobar las tres asignaturas que tengo para septiembre habré tardado nueve años en sacarme una carrera universitaria en dos intentos. Nunca me cansaré de decir que mi fracaso en la Universidad de Alicante fue proporcionado por una enorme inmadurez que me impidió afrontar un nivel de estudios superior al del instituto. Y eso solo como principio de todos los males. Después, en Murcia, tuvieron que pasar tres años para que espabilara. Cuando lo hice mi cuerpo reaccionó al cambio: ya tenía la madurez suficiente como para soportar en mi organismo diez kilos más.

Ahora depende de mi repartirlos bien y no solo en el flotador a media altura. Esta tarde volveré a salir a correr un rato.

martes, 26 de junio de 2012

De dragones

A principios del curso que ha terminado tenía por objetivo aprobar doce asignaturas para finiquitar la carrera y ponerme a otra cosa, mariposa, que ya estaba bien. 
Ha sido un curso duro. No porque haya pasado nada demasiado trascendental, no. Si no porque he necesitado tener un nivel de concentración que jamás en la vida he sido capaz de conseguir.  Ni cuando estaba en el colegio (¡ja!), ni cuando estaba en el instituto (¡ja!, ¡ja!), ni en los anteriores ocho años universitarios que he vivido (¡ja!, ¡ja! y ¡ja!). Y dice La chica que va de acá para allá, y me temo que tiene razón, que si en esos ocho años (al menos, los cinco últimos) hubiera estado concentrado como lo he estado este año no me habría hecho falta estar este año tan concentrado y me habría ahorrado muchos Septiembres. Y no digo yo que no. Pero en lo que La chica que va de acá para allá no cae es que si cambio algo de lo ocurrido en esos últimos ocho años, sobre todo de los últimos cinco no estaría donde estoy ahora. No me habría ido de Erasmus un año con ella y puede que ni la hubiera conocido (imagínense que hubiera aprobado las correspondientes asignaturas de la carrera de Historia que empecé....-música de Psicosis-).

El caso es que he aquí que me veo a las puertas de la guarida del dragón. Después de tantas vueltas. Después de haber sido capaz de superar mil y un obstáculos. Después de tantos años, tanta gente que ha pasado por mi vida. Solo me queda un dragón de tres cabezas para poder llamarme licenciado. Y me cuesta creerlo. Imaginarlo. Porque cuando consiga matar a ese dragón habré finiquitado el asunto, el problema, la 'cosa', mas difícil a la que nunca yo me he enfrentado. Y sé que si hubiera estado más concentrado habría sido más fácil. Pero prometo que no he sido capaz de estar más concentrado hasta este año. Porque en esta carrera, dejando el asunto académico de lado, he sido feliz. En Murcia, de la que recogí ayer mis cosas he sido muy feliz, que cojones.  Y siendo feliz es difícil concentrarse en las obligaciones, si no son estas las que te hacen feliz. Y este año he tenido que dejar de lado ser feliz para poder terminar algo que debía terminar.
Pero afrontando el asunto académico no he sido feliz. La terrible realidad es que yo no valgo para estudiar. Y esa losa ha pesado demasiadas veces y me ha atemorizado otras tantas. Y ahora que casi he terminado no he podido evitar llorar. Llorar por el esfuerzo gastado. Por la rabia contenida. Llorar porque llego al final. Llorar por las personas que se han dejado mucho para que yo llegue aquí. Llorar porque no hay nada mejor que superarse a uno mismo. Y luego reír. Reír por las victorias pasadas y la que está por llegar. Reír por lo bien que nos lo hemos pasado. Reír porque de esta experiencia de vida (pese a lo que una profesora italiana se piense que es la Universidad) he aprendido cosas vitales, he conocido gente que anida en mi como personajes de la mejor novela que me haya leído. Reír porque tengo un sitio al que regresar.

Reír porque no tengo miedo. Con la que está cayendo y yo no tengo miedo. Y no va a ser fácil, pero no tengo miedo. Y habrá quien me diga "deberías tener miedo pues hay más dragones fuera". Pero hoy no. 
Y me da igual lo que vaya a ocurrir a partir de ahora. Al final habrá un dragón con el que no pueda. Uno con demasiadas cabezas, que se regeneren cada vez que las cortes.

Pero hoy no tengo miedo.

jueves, 21 de junio de 2012

La IX se gradúa

Un asunto que trataré más adelante (no, no he abandonado el blog pese a la falta de entradas desde hace no sé cuando) será sobre mi persona en el ámbito universitario. No obstante, creo que hoy es un buen momento para hacer un esbozo sobre cierto tipo de comportamiento habitual en mi y ponerlo en contraste con un conocido caso totalmente contrario.

En un imaginativo bestiario sobre los tipos de estudiantes que abundan en la universidad, que se alejara de los estereotipos, podríamos hablar del 'estudiante nómada'. Especie a la que sé que pertenezco ya desde hace unos cuantos años y a la que le he ido tomando cariño. Con sus pros y sus contras. El 'estudiante nómada' es aquel que deambula por los pasillos del aulario de turno de aula en aula. Recorriendo cursos de forma vertical y en sentido aleatorio. Por definición el 'estudiante nómada' no es un estudiante modelo. Ello causa todas las circunstancias que lo perfilan: batiburrillo de asignaturas de diferentes cursos que le impiden tomar asiento fijo en una sola aula rodeado durante el año de los mismos compañeros. Una característica fija habitual del 'estudiante nómada' es que por lo común se trata de alguien solitario. Ojo, no malinterpreten, pues no uso el término solitario de una forma negativa. Muy al contrario, en este contexto el adjetivo adquiere toda su objetividad y neutralidad posibles para pasar a ser un rasgo sin mayor o menor importancia. 

Es aquí donde quiero entrar a comparar al nombrado 'estudiante nómada' con el 'estudiante gregario'. Y quiero aclarar que realizo este ejercicio comparativo con el único afán de homenajear humildemente al grupo de 'estudiantes gregarios' que mejor conozco, aunque no los conozca del todo bien. Sirva, pues, esta loa prosaica para rendirme a los pies de La chica que va de acá para allá y de toda su clase en el día que se gradúan para pasar a la posteridad. La IX promoción de Filología Hispánica de la Universidad de Murcia es una pequeña clase donde, a diferencia de mi, han pasado los cinco años de carrera juntos. Han aprendido juntos, han aprobado juntos, han festejado juntos, han llorado juntos, han reído juntos, han discutido juntos y han votado juntos algunas de las propuestas más absurdas de la historia de la Universidad de Murcia. Es tiempo de rendirles tributo por su excelente trayectoria como manada estudiantil que llega a buen puerto. 

Personalmente siempre me costará entender el nivel de ansiedad que alcanzan antes de un examen cuando hay pocas noticias sobre suspensos. Me costará entender sus pedantes chistes de filólogos o la sobrevalorada opinión que tienen sobre el ingenio de sus camisetas de Fiestas de Letras en las que recurren al siempre manido truco, de nuevo, de chiste para filólogos. Pero después de tantas cenas, cervezas, y visitas entre clases, a medio camino de la siguiente aula, a sus sedentarios aposentos servidor que nunca fue de lágrima fácil (o eso creía) ha acabado por cogerles cariño.

¡Felicidades, hispánicos! Ya estais en el grupo de licenciados inservibles para los intereses del gobierno. Como queríais.




¡Y viva Historia del Arte!

sábado, 7 de abril de 2012

domingo, 18 de marzo de 2012

Un torneo de esgrima en ocho paradas y respuestas

1. Mi poule(*) empezó treinta y cinco minutos tarde por culpa de un aparato estropeado. Cambié dos veces de espada y una de pasante(**) antes de que se dieran cuenta de que no era culpa mía.

2. Perdí cinco a uno contra un espadista que tiraba con la camiseta del triplete del Barça bajo la chaquetilla. Esto empieza a ser sintomático.

3. Un tirador de mi poule decidió retrasar cada asalto que tiraba. Cuando no se le rompía el pantalón era la chaquetilla, cuando no las zapatillas. O la espada. Creo que incluso paró un asalto para ir a dar cuenta en el aseo de los callos a la madrileña del día anterior.

4. Tuve más público que nunca. Todo femenino. Entre ellas La chica que va de acá para allá. Su misión era hacerme fotos y grabarme algún vídeo. Decidió grabarme el peor asalto que tiré (ver nº 2) y hacerme solo dos fotos. Dedicó el resto de vídeos a mi maestro cubano. Quien tiene mucha mejor presencia, claro.

5. Altanero se presentó a la cita como había prometido. Pero es un cobarde y cuando observó mi destreza con la muñeca se inventó una excusa pobre para no cumplir su duelo pendiente conmigo.

6. Las otras integrantes de mis groupies fueron Mirmana y Racla. Pero durante la comida me dejaron claro que habían venido por el buen tapeo que se hace en la Huerta del Segura.

7. Quedé eliminado en un asalto que terminó quince a catorce. Me fui al segundo descanso con trece a doce. El otro tenía de todo menos buena educación. Hizo varios gestos que sobraban como dedicarme un "TOMAAA" de frente y con movimiento pélvico al terminar el asalto. Me estoy ingeniando un bailecito por si vuelvo a coincidir con él y le gano.

8. La dedicación que le estoy otorgando este año a este deporte ha dado sus brotes verdes. Pero estos son de verdad.


(*) Las liguillas iniciales de los torneos de esgrima se llaman poule palabra francesa que significa gallina (¿?)
(**) El pasante es el cable que se enchufa a la espada, se mete por el interior de la manga del brazo armado, sale por la espalda y se conecta al aparato para que se encienda la lucecita de color que marca el tocado.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Anulado

Tenía una historia buenísima sobre esas anécdotas que solo le pasan a La chica que va de acá para allá.
Tenía de todo: amores, desamores, ofensas a la Iglesia y puede que incluso a Dios, planteamiento, nudo y desenlace. Pero La chica que va de acá para allá me ha dicho que no quiere que la cuente.

En fin. Mañana pondré un par de Jumillanismos de la semana para compensar.

domingo, 19 de febrero de 2012

En el país de las cajas de zapatos

Hoy he descubierto que mi madre tiene un problema. Es adicta a las cajas de zapatos.

Esta historia comienza, como tantas otras, con un recuerdo: en el piso de mis padres donde viví dieciocho años hasta que nos mudamos teníamos un pequeño cuarto de baño. Este espacio era conocido popularmente en mi casa como aseo pequeño. No obstante solo dos elementos le otorgaban la categoría de aseo: un lavabo con espejo y un wáter con cisterna de cadenita. Por no tener no tenía ni azulejos. Ni siquiera agua caliente. Lo qué si tenía (y a mi siempre me llamó la atención) era una estantería metálica. De esas que se montan como un mecano en la que mis padres (aunque para ser justos debería especificar en mi madre) guardaban sobre todo cajas de zapatos. Montones de cajas de zapatos. Desde el suelo hasta el estante más alto las cajas de zapatos de diferentes tamaños y colores copaban toda la vista que uno tenía en frente mientras daba cuenta de las funciones del aparato digestivo.

Hace dos años, cuando cumplí 26 (joder, que vértigo) La chica que va de acá para allá me regaló entre otras cosas un par de zapatos veraniegos escogidos por mi. El pasado año quedaron inéditos debido a nuestra estancia en Italia y desde entonces les he perdido la pista. Tras confesarle a ella que no sé por donde para su regalo he decidido (por voluntad propia, ejem) buscarlos. No están debajo de la cama. No están debajo de la cama de mi hermana. No están en mi armario, ni en el armario de mi hermana. Así que probablemente estén en el trastero. Un trastero adornado con estanterías de metal montadas a base de tuercas y tornillos que guardan montones de cajas de zapatos. Desde el suelo hasta el estante más alto las cajas de zapatos de diferentes tamaños y colores copan la vista que uno tiene enfrente.

Mi madre tiene un problema. Y creo que es serio.

sábado, 18 de febrero de 2012

De hombres que seducen con la mirada

Cuando una clase llega a quinto y último año de carrera surge la necesidad de hacer fiestas con las que recaudar fondos para el ansiado viaje (que yo no tendré) de fin de estudios. La clase de La chica que va de acá para allá se aplica en esta asignatura tanto como en las que componen la licenciatura y ha hecho unas cuantas fiestas a lo largo del curso con estos fines. Unas con mayor éxito y otras con menos claro. Pero siempre se han mostrado dispuestas a ofrecer un rato de fiesta y cerveza a cambio de un simbólico donativo para su causa.
Lo malo de ofrecer fiesta y cerveza es que se te pueda colar un donjuán en busca de su dosis privada de algo más que fiesta y cerveza. Un personaje acompañado siempre de su fiel escudero que sobrevuela el pub de turno acechando y descartando objetivos. Usando sutiles movimientos que envuelven y atrapan sin darte cuenta. Sin saber el porqué de tan extraña atracción.

Peor que eso es que se cuele un tipo que no tiene ni idea de ligar, con su amigo, otro friqui y se dediquen a una especie de cortejo de apareamiento indiscriminado hacía todas y cada una de las compañeras de clase La chica que va de acá para allá incluida ella. Un tipo que parecía el hermano feo del actor que interpreta a Scott Fitztgerald en Medianoche en París y que lo primero que tendría que aprender en el difícil arte de la seducción es saber a quien le tira los trastos. Porque yo soy pacífico y me río de la situación, pero otro puede soltarle una hostia y dejarlo tibio.

jueves, 9 de febrero de 2012

¡Presidente, presidente...!

Ayer, por primera vez en mi vida fui presidente de algo que estuviera formado por más gente además de yo. Eran las elecciones a la Asamblea de la Federación de Esgrima a la que pertenezco y me pidier... salí elegido para presidir una de las mesas electorales.
La jornada electoral transcurrió con total normalidad. La participación superó en mucho las previsiones y ampliamente la participación en anteriores comicios. El escrutinio se realizó con celeridad. Los colegios electorales clausuraron la jornada sin ningún incidente a destacar.

Pero lo mejor de todo es que descubrí un juego llamado "Plantas vs Zombies", Muajajaja.


Pero con seriedad. Siempre mucha seriedad.

viernes, 3 de febrero de 2012

Khanhiwara, 25 años

“-¿Sabéis el camino que conduce a Khanhiwara? –susurró Mowgli”.

El libro de la Selva (Rudyard Kipling).

Kipling definió Khanhiwara como una ciudad, que distaba siete leguas de la aldea de Mowgli. Era una ciudad civilizada. Tenía un mercado y la habitaban ingleses. No obstante, hoy por hoy, hay bastantes personas en Alicante que podrían responder con otras indicaciones a la pregunta del niño que fue criado por los lobos. Muchos se dirigirían a donde estaba el antiguo local. Un lugar desaparecido hoy en día que a veces se me aparece en sueños con un aire de misticismo difícil de explicar. Era un viejo edificio donde durante diecisiete años se acumuló polvo sobre viejas tiendas de campaña, hornillos, herramientas varias y banderines de patrulla raídos. Había también una historia que hablaba de una mano amputada caprichosa. Que aparecía y desaparecía a su antojo. Dispuesta a asustar a los lobatos más pequeños. Junto a todo eso hubo algo que también se acumuló en los rincones y fue difícil de borrar, incluso después de que derribaran el edificio para ampliar el patio del colegio trasero: recuerdos, millones de recuerdos. No lo he dicho, pero esta historia habla de un grupo scout. De mi Grupo Scout: Khanhiwara 479, de Alicante.

La primera vez que pisé ese local fue en 1993. Durante las horas previas al campamento de verano. A ese campamento de verano, que fue en Lorxa (Alicante), yo no asistí por cierto. Pero eso da igual. La primera vez que entré tuve la sensación de entrar en un lugar donde la gente se dedicaba a pintar las paredes y a construir cosas con madera. ¿En eso consistía ser scout? Por entonces el Khanhiwara estaba a punto de cumplir siete ingenuos años. Digo ingenuos cuando en realidad los comienzos, como todos los comienzos, tuvieron que ser duros. Pero yo eso no lo sé. Yo tenía nueve años y a mi todo me parecía tremendamente fácil. Ibas los sábados al local, jugabas durante dos horas, aprendías algunas cosas y de vez en cuando salíamos un fin de semana a la montaña y todo era como una reunión normal, pero más largo y al aire libre. Ya digo, maravilloso. Menos la hora de la comida. Odiaba la hora de la comida y mis scouters odiaban que yo odiase la hora de la comida, porque tardaba horas en terminar de comer.

Demos un salto en el tiempo. Uno grande: 2004. He terminado mi etapa rover. Tengo veinte años y el grupo cumple dieciocho, mayoría de edad. Nos hemos trasladado por circunstancias a un nuevo local. Yo decido que ni por asomo se acaba ahí lo de ponerme la pañoleta y dormir en tienda de campaña. Así que como un paso natural me convierto en scouter de tropa. Llega el momento de llamar a formación y una imagen viene a mi cabeza. Apenas conozco a ninguno de los chavales que forman las patrullas. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo hemos llegado a este punto? Alguien a quien no nombraré me hizo ver lo que pasaba: un grupo es un organismo vivo. Es un continuo ir y venir de gente. Un grupo es la suma de miles de pensamientos igual de trascendentales que los míos. Son cientos y cientos de personas eligiendo por qué senda continuar. Podríamos coger unas cuantas fotos cada año de cualquier acto comunitario y nos daríamos cuenta como el dibujo es el mismo pero el trazo va cambiando. Te das cuenta de que aparece alguien nuevo aquí y allá. Pero a esa acampada alguien no vino. Dos fotos más tarde recuerdas que ese alguien dejó de acudir a las reuniones.

Como la vida misma, el Khanhi (como es conocido cariñosamente) es la suma de miles de huellas que se marcharon. Muchas no volverán.

Muchas aún no han llegado.

martes, 31 de enero de 2012

Fin de la primera parte. Comienzo de la segunda parte

Bueno, pues ya está. Ya han terminado los exámenes de Enero (hace once días que terminé. He estado pintando miniaturas de Blood Bowl, tocándome las narices y contando musarañas). La cosa ha ido más bien que mal, pero no bien del todo. Ahora mi objetivo de doce asignaturas se ha reducido a nueve. Es un avance pero no todo lo grande que me hubiera gustado. Ya que quisiera haberme quedado a ocho. Eso sí, aún queda un parcial a mediados de Febrero. Esto es un no parar. Además, va a tocar apretar los dientes en Mayo y Junio. Así sea.

Este cuatrimestre va aser holgado en cuanto a horario de clases. Como solo tengo tres asignaturas presenciales (dos de ellas sobre cine) solo voy a tener clase de lunes a miércoles. Una oportunidad para conocerme la biblioteca. En Junio tengo que aprobar un mínimo de seis asignaturas. ¿Lo conseguiré? Se aceptan apuestas.

Are you ready?

martes, 24 de enero de 2012

Los refranes de La chica que va de acá para allá

Para los que no lo uséis y no lo sepáis, es habitual en Twitter crear temas para que la gente escriba frases sobre ellos y que lleguen a ser el tema del momento (Trending Topic). El otro día llegó a ser TT uno titulado #RefranesDecepcionantes. Donde la gente cambiaba a su gusto los sabios refranes de toda la vida.
La chica que va de acá para allá, que es mucho más espontánea que cualquier red social que se le ponga por delante, tiene también su propio refranero particular. Aquí os dejo los más jugosos del momento:

Sartén por mango
(o manga por hombro).

Entre pecho y pared
(o entre pecho y espalda).

Cada olivo en su mochuelo
(o cada mochuelo en su olivo).


Cualquier red social pagaría por contar con sus ideas propias.

miércoles, 18 de enero de 2012

Revelaciones

Voy a tener que pensarme seriamente montar una sección con lo más mejor de las pintadas murcianas. Después de La Pandilla Cotilla vengo con una revelación (que Santiago Segura ya profetizó en su Torrente 3).


Esto es así.

viernes, 13 de enero de 2012

Jumillanismo de la semana nº 9

En plena vorágine de exámenes. Esta semana ha sido, por calificarla suavemente, más asquerosa que un vídeo coprófilo de Carmen de Mairena. De nada por la imagen mental.
Así que para distraernos un poco comentaremos un vocablo de vuestra localidad preferida del altiplano murciano:

-"¡No me
cizañees!"

Que en jumillano significa: "Por favor ¿podrías abandonar tus comentarios irónicos sobre mi?" El hermano pequeño de
La chica que va de acá para allá, al que conoceremos como el Abrepuertas, tiene una curiosa forma de justificar sus enfados cuando le gano a la Wii. Y es que hay niños a los que les cuesta asumir la derrota más de lo débido.

Algún día contaré su aventura en un solitario parque de Padúa. Algún día...

domingo, 8 de enero de 2012

Cumpleaños feliz

Hoy cumple años La chica que va de acá para allá y como siempre desde que entró en la universidad, le toca celebrarlo en medio de la vorágine de los exámenes. Este año encima es peor porque nos han adelantado los exámenes. Nos han jodido las vacaciones de Navidad teniéndonos pegados a los apuntes todo el rato. Ay...con lo bien que está uno contando musarañas... Entre repaso y repaso le hice su regalo de cumpleaños. Lo que tiene la crisis (a veces pienso que yo he vivido en una crisis continua, porque durante los ahora llamados años de 'bonanza económica' yo era igual de pobre) es que uno hace regalos manuales. Más personalizados. De los que además de comerte el coco toca ponerse manos a la obra. A mi, personalmente, es algo que me gusta hacer si cuento con el tiempo y la inspiración necesaria. Este es el suyo. Tiene truco, porque no contaba con el tiempo necesario. Así que no lo voy a incluir en mi portafolio.

En fín. Quiero que todos le deseéis un feliz cumpleaños. No voy a decir la edad que tiene porque yo ante todo siempre soy un caballero. Y sería de mal gusto decir que tiene veintitrés años.

...


Mierda.

viernes, 6 de enero de 2012

Gente rara por la ciudad: los Romanov

Cuando arribé a la capital de la huerta del Segura hace ya más de un lustro hubo algo que me llamó la atención. Esta ciudad además de contar con su flota de mendigos, sin techos y demás estratos marginales de la sociedad (gente que merece el mayor de los respetos por mi parte) tenía una serie de músicos ambulantes encargados de poner banda sonora a las calles.
Uno llega a la plaza desde la catedral de la Glorieta de España y puede oir 'Volver', el inmortal tango de Carlos Gardel. Dar la vuelta a la catedral. Llegar a la plaza de la cruz y cambiar de sonido con 'La vie en rose' que cantaba Edith Piaf. Seguimos por trapería. Y mientras traspasamos el arco de la plaza Romea volvemos a ponernos melancólicos con otro tango. Ese tan famoso que nunca he sabido como se llama y con el que el Teniente Coronel Frank Slade nos daba una lección sobre la vida. Y así caminamos. Paseando por Gran Vía entre escaparates que lucen lejanos en tiempos de crisis. Y llegamos al nuevo paseo del viejo 'El Corte Inglés' y se rompe la magia con 'Los pajaritos' de María Jesús, al son de un acordeón que ha vivido más que cien ancianos juntos.
Todos estos instrumentistas encargados de la música en la fiesta diaria son de la misma familia. Y se apellidan Romanov. Y tienen un disco, o dos, o varios. Y pienso que son rumanos, o bulgaros. Aunque en realidad no lo sé. Y el patriarca tiene un bigote enorme y espeso. Y seguramente nunca hable con ellos. Y la verdad es que no son demasiado raros. Pero hoy termina la Navidad. Que para mi no es más que una fecha en la que como gambas con gente con la que crecí. Y eso me pone nostálgico. La música me pone nostálgico.

Feliz cuesta de Enero. Felices exámenes.


PD: el tango que baila Al Pacino en la película se llama 'Por una cabeza' también de Carlos Gardel.

domingo, 1 de enero de 2012

1er Aniversario


Este blog cumple hoy un añito. Parece que fue ayer cuando me pasé las navidades currándome la cabecera o cuando me tomé aquella pastilla efervescente de guaraná con coca-cola que me puso frenético y me hizo escribir once entradas (¡11!) en una sola tarde.
Para este año 2012 espero poder licenciarme definitivamente. Espero poder dibujar mucho y espero hacer mucha esgrima (entre otras actividades deportivas y/o lúdicas). Pero de momento os dejo este dibujo que me he currado:


¡En garde!