En menos de veinticuatro horas ya habrá dado comienzo la práctica especial de San Eloy (me dice un amigo de medicina, que ya quisiera él que sus prácticas fuesen así). Podríamos decir muchas cosas pero hay una que me tiene angustiado. Atemorizado incluso. Según el artífice de todos estos festejos y conferencias San Eloy no solo tiene por misión darle al buril contra la plata:
"San Eloy nos pone retozones. Ya sabéis... juguetones".
Digo yo, que debería llevar cuidado el santo este a que se dedica. Como se enteren en el vaticano, con las ganas que tienen de canonizar, le quitan la corona de santo y se la dan a cualquier buen vecino que se llame Eloy.
Avisado está.
"San Eloy nos pone retozones. Ya sabéis... juguetones".
Digo yo, que debería llevar cuidado el santo este a que se dedica. Como se enteren en el vaticano, con las ganas que tienen de canonizar, le quitan la corona de santo y se la dan a cualquier buen vecino que se llame Eloy.
Avisado está.
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