Un asunto que trataré más adelante (no, no he abandonado el blog pese a la falta de entradas desde hace no sé cuando) será sobre mi persona en el ámbito universitario. No obstante, creo que hoy es un buen momento para hacer un esbozo sobre cierto tipo de comportamiento habitual en mi y ponerlo en contraste con un conocido caso totalmente contrario.
En un imaginativo bestiario sobre los tipos de estudiantes que abundan en la universidad, que se alejara de los estereotipos, podríamos hablar del 'estudiante nómada'. Especie a la que sé que pertenezco ya desde hace unos cuantos años y a la que le he ido tomando cariño. Con sus pros y sus contras. El 'estudiante nómada' es aquel que deambula por los pasillos del aulario de turno de aula en aula. Recorriendo cursos de forma vertical y en sentido aleatorio. Por definición el 'estudiante nómada' no es un estudiante modelo. Ello causa todas las circunstancias que lo perfilan: batiburrillo de asignaturas de diferentes cursos que le impiden tomar asiento fijo en una sola aula rodeado durante el año de los mismos compañeros. Una característica fija habitual del 'estudiante nómada' es que por lo común se trata de alguien solitario. Ojo, no malinterpreten, pues no uso el término solitario de una forma negativa. Muy al contrario, en este contexto el adjetivo adquiere toda su objetividad y neutralidad posibles para pasar a ser un rasgo sin mayor o menor importancia.
Es aquí donde quiero entrar a comparar al nombrado 'estudiante nómada' con el 'estudiante gregario'. Y quiero aclarar que realizo este ejercicio comparativo con el único afán de homenajear humildemente al grupo de 'estudiantes gregarios' que mejor conozco, aunque no los conozca del todo bien. Sirva, pues, esta loa prosaica para rendirme a los pies de La chica que va de acá para allá y de toda su clase en el día que se gradúan para pasar a la posteridad. La IX promoción de Filología Hispánica de la Universidad de Murcia es una pequeña clase donde, a diferencia de mi, han pasado los cinco años de carrera juntos. Han aprendido juntos, han aprobado juntos, han festejado juntos, han llorado juntos, han reído juntos, han discutido juntos y han votado juntos algunas de las propuestas más absurdas de la historia de la Universidad de Murcia. Es tiempo de rendirles tributo por su excelente trayectoria como manada estudiantil que llega a buen puerto.
Personalmente siempre me costará entender el nivel de ansiedad que alcanzan antes de un examen cuando hay pocas noticias sobre suspensos. Me costará entender sus pedantes chistes de filólogos o la sobrevalorada opinión que tienen sobre el ingenio de sus camisetas de Fiestas de Letras en las que recurren al siempre manido truco, de nuevo, de chiste para filólogos. Pero después de tantas cenas, cervezas, y visitas entre clases, a medio camino de la siguiente aula, a sus sedentarios aposentos servidor que nunca fue de lágrima fácil (o eso creía) ha acabado por cogerles cariño.
¡Felicidades, hispánicos! Ya estais en el grupo de licenciados inservibles para los intereses del gobierno. Como queríais.
¡Y viva Historia del Arte!
¡Y viva Historia del Arte!
1 comentario:
Gracias Josito. No t olvides de q un día te proclamamos tallo, lo q quiere decir q de alguna manera tú también formas parte de nosotros! Te queremos.
Soy María
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