Una de las cosas que siempre se enseña en los libros de Historia es que cuando estalló la Primera Guerra Mundial los países combatientes tenían la plena convicción de que los soldados regresarían a casa victoriosos a tiempo para la cena de Navidad. Pues esta historia que os voy a contar tiene algo en común. Cuando pisé una universidad por primera vez para estudiar creí que en cinco años sería licenciado.
Y no fue así.
Decidí matricularme en la Licenciatura de Historia por la Universidad de Alicante en octubre de 2003. Ese verano David Beckham había fichado por el Real Madrid, que era campeón de liga, y a Vicente del Bosque no le renovaron el contrato por falta de glamour. Quien no vea las señales es porque no quiere. Además de todo esto, yo me había pasado el verano estudiando en la academia (de 9.00 de la mañana a 14.00 de la tarde) para aprobar Latín y Lengua de 2º de Bachillerato en septiembre (modalidad de Humanidades) y la PAU, en la que la única asignatura que suspendí fue Historia del Arte, tras considerar los profesores que me corrigieron que mi disertación sobre Francisco de Goya, su vida, su arte y la conexión entre ambas facetas no era, ni de lejos, correcta. Yo no sé si el Universo es casual o causal. Pero si sé que es un cachondo de narices.
Asistí mis primeros meses a la Universidad virgen. Ya me afeitaba y apenas tenía acné. Y si me pusiera a pensarlo ahora no sabría decir si salí al mundo o me metí en un tunel. Supongo que, como todo, pueden haber distintos enfoques y diversas respuestas, contradictorias entre sí. El caso es que la cosa no terminó de arrancar. Con el horario por la tarde, me pasaba las mañanas navegando por internet y volviéndome adicto a un CD de doscientos juegos de la NEO-GEO que me había grabado mi primo. En diciembre me apunté a esgrima y descubrí el placer de marchar hacía delante y romper hacía atrás con un florete en las manos. Algunos recuerdos de la Universidad de Alicante son muy buenos, hay que reconocerlo. Pero terminó ese primer curso y solo había aprobado cuatro asignaturas de diez (una de ellas en septiembre de 2004). El Real Madrid se descalabró en la final de la Copa del Rey, se descalabró en la Liga (perdió los últimos cinco o seis partidos), y se descalabró en Champions League, perdiendo contra el Monaco que lideraba un despechado Fernando Morientes. El siguiente curso, mientras el Madrid 'Galáctico' se atascaba yo no conseguía aprobar nada. Además me estrellaba como un tonto en lo que yo pensaba que era el amor y no lo era. Por lo menos ya no era virgen y alguna alegría me había llevado. El tercer curso, y para quien haya perdido la cuenta vamos ya por el 2005/2006, solo aprobé una asignatura. Eso sí, conseguí mantener una relación fuera de verano y más de un cuatrimestre con alguien de mi mismo municipio. Poco a poco la cosa despegaba. Falso. Llegó Mayo y con Florentino Pérez dimitiendo y el Madrid 'Galáctico' naufragando, lo que yo volvía a creer amor, nuevamente no lo era y se acabó. Y yo decidí acabar con esa carrera. Y decidí cambiar de aires. Decidí trasladarme a Murcia a estudiar Historia del Arte.
En Historia del Arte consigo aprobar en un solo curso más asignaturas que en tres años en Historia. Sigo a vueltas con el amor. Pero algo cambia. El Real Madrid gana de forma épica la liga 2006/2007 y y eso me huele a que por fin la mala suerte empieza a escasear. El segundo curso tiene doble lectura. O doble vertiente. Caída a los infiernos y salida del pozo, todo en uno. Además, de nuevo el Madrid gana la liga y el Barça le hace el pasillo. Llevo dos cursos y tengo aprobado el 66% de lo que me había matriculado. Lejos de la perfección. Pero todavía más lejos del sótano académico al que me había acostumbrado. Sube la moral. Lleno mis apuntes de dibujos. Me libro de vampiros emocionales, me meto en la comisión de fiestas de la Facultad de Letras, desparramo, soy el rey del mundo y... conozco a La chica que va de acá para allá, y no me vais a creer. Pero durante un segundo el mundo se paró.
Durante el tercer curso en Historia del Arte, 2008/2009, igual que, según Zapatero, pasaba con España entré en desaceleración. Me resguardaba más y le dediqué más tiempo a estudiar pero no pude evitar suspender medio curso. Y una duda creció en mi interior: "¿debería haber estudiado Bellas Artes?" Esa duda me va a seguir hasta el final. Tanto es así que de repente comencé una contrarreloj por terminar y dedicarme a dibujar. Tomé la decisión de no matricularme en cuarto y dedicarme a aprobar las asignaturas sueltas que me habían ido quedando por ahí. Nace el concepto de Estudiante Nómada. Atravieso cursos de forma vertical y no permanezco en ningún aula. No hago piña con compañeros. Los pasillos acogen mis pasos de una clase a otra. Y cada vez, deseo más escapar y dedicarme a dibujar. En esas llega el año de beca Erasmus. Que me permite conocer bien el norte de Italia y sacarme fácilmente todo cuarto. Y llega quinto, curso 2011/2012. Y con él me reto a mi mismo a aprobar 78 (setenta y ocho) créditos para, después de nueve años, salir por fin de la universidad. La universidad se ha convertido en una cárcel. En algo que no era para mí. Pesan los cursos. Los fracasos. La sensación de tiempo perdido. El deseo de querer dedicarme solo a dibujar. Y me dispongo como nunca a entrar a clase. A estudiar casi cada tarde. A echarle todas las horas que pueda. A no pensar en otra cosa. Y apruebo nueve asignaturas al final de junio de 2012. Y me preparo las tres que me quedan a conciencia durante el verano. Y solo consigo aprobar dos. Me queda una con un cuatro. Voy a hablar con el profesor. Sin ánimo de súplica. Con ánimo de ver donde he fallado. Y me vuelvo a retar y me digo: "Casi lo has conseguido. No está mal once de doce. En enero la aprobarás con sobresaliente". Y...
Y una semana después abro el campus virtual para imprimir el recibo de matrícula (de esa sola asignatura) para pagarlo en el banco. Y tengo una nota del profesor diciéndome que se lo ha pensado mejor y que cree que es justo aprobarme y que mi aprobado está subido en el acta. Y entonces yo me digo: "pero...estaba dispuesto a aprobarla bien. Estaba dispuesto a clavar el examen, el trabajo, lo que fuera". Pero a la vez comprendo que he salido de mi cárcel. Que soy libre y que la libertad es dura, y extensa y salvaje. Pero es libertad y me he demostrado a mi mismo que soy capaz de enfrentarme a cosas que no se me dan bien y tener la disciplina de intentarlo. Y ahora solo quiero dedicar mi tiempo a conseguir lo que quiero. Aunque cueste. Aunque el camino no sea recto. Porque hace tiempo que sé que es lo que quiero y tengo toda la vida para conseguirlo y que por fin. Por fin, por fin...
la guerra ha terminado.
A mis padres, que han creído en mi y la han financiado contra viento y marea.
A Mirmana, por estar siempre al otro lado del teléfono, aunque fueran las doce de la noche y ella tuviera que levantarse al día siguiente a las siete de la mañana. ¡O a las seis!
A La chica que va de acá para allá, porque desde el principio se ha tomado mi carrera como si le fuera la vida en ello y me ha apoyado, me ha consolado y me ha reñido solo para que yo apruebe.
2 comentarios:
Que fuerte macho, y a mi, que te he dado amor y cariño en las noches desoladoras de muchos fines de semana de esos años, no me lo dedicas...en fin, ya vendrás ya...
1Besote!
Pd: Me ha gustado mucho la entrada y dedicatorias! Enhorabuena Sr. Lisensiado!
Hacía tiempo que no pasaba por aquí, y veo que ya te has licenciado.
Me gusta la relación que haces de tus estudios y el Madrid. Esperemos que este año gane la décima y tú consigas un excelente trabajo.
También hace mucho que no paso por notas de fútbol. El trabajo me deja sin muchas ganas.
Me cambié el nombre de diegoaita por el de Fred Gwynne para hacer juego con el blog.
Por cierto, también acabo de escribir mi relación vital con el fútbol. O con el no fútbol...
http://fred-gwynne.webnode.es/news/mi-padre-es-del-madrid-/
Suerte y disfruta de tu primer año de licenciado...
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