- Regreso a Mordor.
- "¿No te aprobaban por ser erasmus?"
- Jesús, primera visita.
- Botellones helados.
- Un desmayo en clase.
- París en Marzo: del Louvre a la Torre Eiffel.
- Una visita con mala suerte.
- La chica que va de acá para allá en el hospital.
- Una obra de arte.
- Viene la familia de ella.
- Roma Caput Mundi.
- La tumba de Dante.
- El Bando de la Huerta de acá para allá.
- ¡Ay, que emoción, que nos vamos de comunión!
- Una orla muy especial.
- San Marino, país de bolsillo.
- Macro fiesta de cumpleaños en el Mammuth y el asilo etílico.
- Partido benéfico de despedida: Amigos de Chute vs. Amigos de Germán.
- Comienza el éxodo.
- Como Caín y Abel.
- La última visita.
- Las lágrimas del Emperador de Poggio Rusco.
- Una maleta de 24 kg: los recuerdos pesan.
- Desubicados.
- Algo huele a podrido.
- Mucho Blood Bowl.
- Buscando piso: vivir solos, dormir juntos.
- Reencuentros calurosos.
- Confesiones a medianoche.
- Una bomba de relojería.
- El dilema.
- "¿Exámenes de Septiembre? Yo ya no los uso ¿Y usted?"
- Fin de semana en el balneario.
- ¿El último curso?
- Compañeros nuevos.
- Entrenamientos duros.
- San Eloy, despiporre.
- En garde.
- Navidad austera: el amigo invisible.
viernes, 30 de diciembre de 2011
2011
martes, 27 de diciembre de 2011
Agradecido
No es este el primer proyecto de blog que he emprendido en mi vida. Han habido otros anteriores donde empecé a colgar por la red las (verdaderas) chorradas que se me pasaban por la cabeza. Sin embargo es con este, y seguramente gracias a las redes sociales, con el que he tenido una extraña sensación. Y es la de que me da que me lee más gente de la que yo pensaba. Así que como de buen nacidos es ser agradecidos doy las gracias a:
A mi familia, concretamente primos y tios que sé que me leen.
A la gente de clase que ya le ha echado un vistazo al blog. Aunque no sé cuantos se habrán enganchado.
A todos los erasmus con los que compartí Ferrara. Entre ellos nació y se definió esta idea.
A todos aquellos que me conocen del instituto y se ríen con las tonterías que publico.
A los que han coincidido en algún momento de mi vida murciana y han proporcionado experiencia que volcar en el blog.
A la gente extraña que puebla el mundo. Sin ellos no habría motín.
A los que también tienen blog y me tienen enlazado.
A mis amigos, que son fieles seguidores.
A Racla especialmente, por ser mi más fiel comentarista.
A Mirmana que sé que está orgullosa y presume.
A La chica que va de acá para allá por el material otorgado y las faltas de gramática corregidas.
A los altos, a los bajos, a los delgados, a los gordos, a todos.
ESTÁIS TODOS MUY LOCOS, OS QUIERO. ALL RIGHT!!
jueves, 22 de diciembre de 2011
Zabú: grandes éxitos, vol. 1
Zabú es la mayor de las dos perras que tiene Mirmana. Hace casi siete años fue recogida de la calle cuando solo era una cachorro. Ayer, tras detectársele un tumor, fue intervenida de urgencia por el veterinario. Le han tenido que extirpar bazo y útero. Y ahora le queda recibir quimio. Está siendo un lance difícil de llevar, pero este blog no entiende de penas y ahora le voy a dedicar unas líneas a los mejores momentos que nos ha brindado esta perra:
- Las primeras veces que salió al parque a relacionarse con otros perros. No paraba de correr de un lado para otro demostrando sus grandes cualidades: pequeña y valiente.
- Siempre ha tenido un gran apetito. A la que nos hemos descuidado se ha zampado, chorizos y sobrasadas de kilo. De una sentada.
- A mi padre los perros nunca le han gustado. A Zabú ha tenido que aprender a quererla. ¿Recordáis cuando Dino recibía a Pedro Picapiedra? Pues algo así.
- Cariñosa como ella sola. Le encanta que la acaricien y que le rasquen en cualquier parte. Creo que por eso le cae tan bien a La chica que va de acá para allá.
- Gatos y gorriones callejeros temen su paso. Memorable el día que se agazapó, levantó las orejas y cazó.
Pequeña, valiente, cariñosa, tragona y sobre todo fuerte. Y ahora lo está demostrando más que nunca. Hasta aquí la primera parte de sus éxitos. Porque solo ha vivido menos de la mitad de lo que tiene que vivir. Y necesitaré todo ese tiempo para recoger sus grandes éxitos, volumen 2.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Cien
Cien años tiene un siglo.
Cien legionarios romanos formaban una centuria, a cargo de un centurión.
Cien días duró Napoleón desde su regreso del exilio en la isla de Elba hasta su derrota en Waterloo.
A cien grados centigrados hierve el agua.
Cien entradas lleva ya este blog. Y aún nos queda celebrar el primer aniversario.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Mamá, quiero ser artista
Una obviedad: soy un pintamonas. He pasado más tiempo clase, desde el colegio, dibujando que atendiendo. Tengo los apuntes llenos de monigotes en los márgenes, en los huecos entre párrafos o en cualquier espacio libre de letras que encontrara. La chica que va de acá para allá siempre se ha preguntado por qué narices no estudié Bellas Artes (yo en el fondo también) en vez de estar empantanado con textos que hablan de la vida y obra del artista de turno. La respuesta es sencilla: desconfianza hacía mi 'muñeca' y amor por cualquier tipo de historia.
Pero de un tiempo a esta parte he ido otorgando más confianza a la capacidad de mi mano para interpretar las órdenes pictóricas que le mandaban mi cerebro y mis ojos. Desde hace un par de años tengo claro cual va a ser la hoja de ruta que siga en cuanto me licencie (por mis cojo*** que me licencio). Y en ese plan se incluye hacer uso de una de las cosas que más me gusta en este mundo (a parte de lograr un estado zen basándome en milenarias técnicas de sofá y cama) para ganar algo de dinero.
Como aún falta tiempo para poder comenzar con mi plan he decidido crear un portafolio on-line donde ir colgando las chorradas que se me ocurra ir dibujando mientras tanto:
Empiezo con las auto-caricaturas que me he ido haciendo a lo largo de los últimos cinco años. Espero que lo disfrutéis. No será este portafolio mi actividad habitual. No tan habitual como el núcleo del blog, pero espero ir haciéndolo cada vez más grande.
PD: La pestañita se encuentra justo debajo de la cabecera del blog. Sí. Justo ahí.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
Sé que sabes que lo...
Sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé que sabes que lo sé.
La fiebre siempre me ha hecho tener grandes ideas.
lunes, 12 de diciembre de 2011
Gente rara por la ciudad: el cojo en bicicleta
Hubo un tiempo en el que yo tuve mi piso de estudiantes en un barrio murciano llamado La Fama. Fue ese el primer barrio en el que viví cuando llegué por primera vez a esta ciudad que hermosa es. Allí coincidí con una tribu que si bien no era poco común si que contaba con miembros peculiares. Esta tribu se reunía alrededor de cuatro cosas fundamentales: un tablero de Risk, un partido de fútbol por la tele, una play-station y un botellón con algo más que alcohol y tabaco. Por alguna razón cargada de una lógica aplastante, antes de que yo llegara al piso, ya habían decidido usarlo como cuartel general. Fue en esta época cuando vi por primera vez al personaje que nos ocupa hoy: el cojo en bicicleta.
Hay que decir que en bicicleta lo he visto este año, quinto que vivo en Murcia, y no antes. Antes lo he visto siempre con dos muletas. Porque es un cojo a lo John Silver: le faltaba toda una pierna (por una extraña casualidad, en la misma calle del piso que narraba en el párrafo anterior vivía otro hombre con iguales características). Llamaba sorprendentemente la atención la habilidad con la que se desenvolvía sobre el asfalto con dos muletas y una pierna. Tan alto como era (me atrevo a afirmar que ronda el 1.90m sino más) y escuálido. Una delgadez que atrapaba en su rostro recordando a una suerte de Franz Kafka cautivo por el Holocausto y puesto en libertad en el último momento.
Este fino John Silver nunca fue un personaje lastimero. Actuaba con la adecuada dosis de suficiencia como para, que quieres que te diga, no fiarse uno de él. Y me acabé de convencer de esta idea que antaño tan solo era una impresión cuando un día de principios de octubre, camino de mi casa, paseando por mi antiguo barrio lo vi a toda leche en una bicicleta pedaleando con su única pierna y gritando con un tono bastante sarcástico:
"Ay...¡Qué pena de vida! ¡Ay, que pena!".
Menos mal que quedan personajes como él para amenizárnosla.
La próxima entrega: Los Romanov
Hay que decir que en bicicleta lo he visto este año, quinto que vivo en Murcia, y no antes. Antes lo he visto siempre con dos muletas. Porque es un cojo a lo John Silver: le faltaba toda una pierna (por una extraña casualidad, en la misma calle del piso que narraba en el párrafo anterior vivía otro hombre con iguales características). Llamaba sorprendentemente la atención la habilidad con la que se desenvolvía sobre el asfalto con dos muletas y una pierna. Tan alto como era (me atrevo a afirmar que ronda el 1.90m sino más) y escuálido. Una delgadez que atrapaba en su rostro recordando a una suerte de Franz Kafka cautivo por el Holocausto y puesto en libertad en el último momento.
Este fino John Silver nunca fue un personaje lastimero. Actuaba con la adecuada dosis de suficiencia como para, que quieres que te diga, no fiarse uno de él. Y me acabé de convencer de esta idea que antaño tan solo era una impresión cuando un día de principios de octubre, camino de mi casa, paseando por mi antiguo barrio lo vi a toda leche en una bicicleta pedaleando con su única pierna y gritando con un tono bastante sarcástico:
"Ay...¡Qué pena de vida! ¡Ay, que pena!".
Menos mal que quedan personajes como él para amenizárnosla.
La próxima entrega: Los Romanov
jueves, 8 de diciembre de 2011
San Eloy: el resumen
Mis compañeros de clase, abrumados por la exquisitez de este vuestro blog y encantados con los espacios dedicados a la fiesta de San Eloy me han pedido. No. Mejor dicho. Me han suplicado que por favor escriba un resumen sobre el fiestón de hace ocho días. Para ir al grano resumiré en ocho puntos y un bonus track los momentos más destacados.
Ahí van:
¡Uno!: Que el ex-director de departamento de Historia del Arte baile La pelusa es algo más o menos normal. Que otro profesor, famoso por su extrema seriedad y coqueteando con la ancianidad baile La Pelusa como si estuviera en Benidorm fue de locura (Suena la marcha imperial de Star Wars).
¡Dos!: Como somos más chulos que un ocho además de San Eloy celebramos dos cumpleaños con tarta casera incluida ¡Oh, yeah!.
¡Tres!: Antes de la cómida hubo que colocar a San Eloy en su sitio y antes de eso hacernos la foto de rigor. Esta se la dedico a la mujer que se quiso colar en la foto sin ser de quinto ni del gremio, ¡vaya cara!
¡Cuatro!: Cuando se llega al pub solemos ir algo perjudicados. Al Sr. Delegado Cojonudo y a mi nos dio por hablar italiano. Él lo habla mucho mejor que yo, que parece que ya se me ha olvidado lo (poco, según La chica que va de acá para allá) que aprendí.
¡Cinco! Hay una foto en la que salimos los varones de quinto con los cuellos levantados y no recuerdo en que momento se produjo tal circunstancia ni se tomó tal fotografía. Si apenas bebí...
¡Seis!: ¿Es posible que no asistiera ningún profesor a la fiesta del pub? ¿Esto desde cuando es así? ¿Nadie invitó al sustituto nº 1 de nuestra querida Historia de la música desde el barroco hasta el siglo xx? Y no, no hablo del de los jueves.
¡Siete!: He sido acusado de perturbar la paz del Sr. Delegado haciéndole hincapié en sus poco efectivas dotes de seducción. Prometo que solo pretendo sacar al Gary Cooper que hay en él. Dadme un año y lo veréis. Si fallo le pago una copa. Palabra.
Ahí van:
¡Uno!: Que el ex-director de departamento de Historia del Arte baile La pelusa es algo más o menos normal. Que otro profesor, famoso por su extrema seriedad y coqueteando con la ancianidad baile La Pelusa como si estuviera en Benidorm fue de locura (Suena la marcha imperial de Star Wars).
¡Dos!: Como somos más chulos que un ocho además de San Eloy celebramos dos cumpleaños con tarta casera incluida ¡Oh, yeah!.
¡Tres!: Antes de la cómida hubo que colocar a San Eloy en su sitio y antes de eso hacernos la foto de rigor. Esta se la dedico a la mujer que se quiso colar en la foto sin ser de quinto ni del gremio, ¡vaya cara!
¡Cuatro!: Cuando se llega al pub solemos ir algo perjudicados. Al Sr. Delegado Cojonudo y a mi nos dio por hablar italiano. Él lo habla mucho mejor que yo, que parece que ya se me ha olvidado lo (poco, según La chica que va de acá para allá) que aprendí.
¡Cinco! Hay una foto en la que salimos los varones de quinto con los cuellos levantados y no recuerdo en que momento se produjo tal circunstancia ni se tomó tal fotografía. Si apenas bebí...
¡Seis!: ¿Es posible que no asistiera ningún profesor a la fiesta del pub? ¿Esto desde cuando es así? ¿Nadie invitó al sustituto nº 1 de nuestra querida Historia de la música desde el barroco hasta el siglo xx? Y no, no hablo del de los jueves.
¡Siete!: He sido acusado de perturbar la paz del Sr. Delegado haciéndole hincapié en sus poco efectivas dotes de seducción. Prometo que solo pretendo sacar al Gary Cooper que hay en él. Dadme un año y lo veréis. Si fallo le pago una copa. Palabra.
¡Ocho!: Esta vez me aprovisioné bien en casa y me cargué de manzanillas, almax y demás anti-ácidos. Falta me hicieron en 2009...
¡Maaaambo!: Es lo único que nos falto por bailar a la La chica que va de acá para allá y a mi. Ay...que guapa iba (arf, arf salivando).
martes, 6 de diciembre de 2011
Retrato
Por fín tengo disponible mi tableta gráfica. Me puse a ver tutoriales sobre como manejarme con ella en el photoshop. Si os gustaron las caricaturas que hice a principios de este año preparaos. Porque con la tableta gráfica pienso hacer maravillas. Aquí os dejo esta muestra. No es un retrato perfecto pero estoy muy contento con como me ha quedado. Espero vuestro veredicto.
Boceto inicial.
Proceso. En rojo marco las guías para las sombras principales.
Finalizado.
PD: No pienso deciros el nombre del actor ni en que películas sale. Si es verdad que lo he clavado lo reconoceréis enseguida.
domingo, 4 de diciembre de 2011
Jumillanismo de la semana nº 8
Para acabar la semana tan ajetreada que he tenido os dejo aquí una perla de la patria chica de La chica que va de acá para allá. Esta me la dedica cada vez que, con mi barba de varios días e incluso semanas, la lleno de besos demostrando mi amor:
"Me tienes la cara sollejá, nene".
O quitarle la piel a tiras.
"Me tienes la cara sollejá, nene".
O quitarle la piel a tiras.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
San Eloy: la previa
En menos de veinticuatro horas ya habrá dado comienzo la práctica especial de San Eloy (me dice un amigo de medicina, que ya quisiera él que sus prácticas fuesen así). Podríamos decir muchas cosas pero hay una que me tiene angustiado. Atemorizado incluso. Según el artífice de todos estos festejos y conferencias San Eloy no solo tiene por misión darle al buril contra la plata:
"San Eloy nos pone retozones. Ya sabéis... juguetones".
Digo yo, que debería llevar cuidado el santo este a que se dedica. Como se enteren en el vaticano, con las ganas que tienen de canonizar, le quitan la corona de santo y se la dan a cualquier buen vecino que se llame Eloy.
Avisado está.
"San Eloy nos pone retozones. Ya sabéis... juguetones".
Digo yo, que debería llevar cuidado el santo este a que se dedica. Como se enteren en el vaticano, con las ganas que tienen de canonizar, le quitan la corona de santo y se la dan a cualquier buen vecino que se llame Eloy.
Avisado está.
domingo, 27 de noviembre de 2011
San Eloy
¿PARA QUÉ SIRVE?
Para conseguir tres créditos de Libre Configuración bajo pago de treinta euros.
Para perder entre diez y quince minutos en clase de Artes decorativas y suntuarias mientras el profesor comenta las novedades del curso y la fiesta.
Para dar envidia a los alumnos de las demás carreras que no entienden a que viene semejante despilfarro.
PERO, ¿EN QUÉ CONSISTE?
Son una serie de conferencias sobre platería que culminan con una 'práctica' rememorando el antiguo gremio de plateros.
Son una serie de conferencias sobre platería que culminan con una 'práctica' rememorando el antiguo gremio de plateros. Después se hace una comida a la que se invitan a peces gordos.
Son una serie de conferencias sobre platería que culminan con una 'práctica' rememorando el antiguo gremio de plateros. Después se hace una comida a la que se invitan peces gordos y se hace alarde de opulencia.
Son una serie de conferencias sobre platería que culminan con una 'práctica' rememorando el antiguo gremio de plateros. Después se hace una comida a la que se invitan peces gordos y se hace alarde de opulencia. Más tarde hay un fiestón para que quinto de carrera se saque un dinero con el que irse de viaje.
¿QUIÉN ASISTE?
Los alumnos de la carrera de Historia del Arte de la Universidad de Murcia que hayan pagado el menú.
Los profesores de la carrera de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, pero no sé si estos pagan el menú.
Los peces gordos que los profesores de la carrera de Historia del Arte de la Universidad de Murcia crean oportuno invitar.
Para conseguir tres créditos de Libre Configuración bajo pago de treinta euros.
Para perder entre diez y quince minutos en clase de Artes decorativas y suntuarias mientras el profesor comenta las novedades del curso y la fiesta.
Para dar envidia a los alumnos de las demás carreras que no entienden a que viene semejante despilfarro.
PERO, ¿EN QUÉ CONSISTE?
Son una serie de conferencias sobre platería que culminan con una 'práctica' rememorando el antiguo gremio de plateros.
Son una serie de conferencias sobre platería que culminan con una 'práctica' rememorando el antiguo gremio de plateros. Después se hace una comida a la que se invitan a peces gordos.
Son una serie de conferencias sobre platería que culminan con una 'práctica' rememorando el antiguo gremio de plateros. Después se hace una comida a la que se invitan peces gordos y se hace alarde de opulencia.
Son una serie de conferencias sobre platería que culminan con una 'práctica' rememorando el antiguo gremio de plateros. Después se hace una comida a la que se invitan peces gordos y se hace alarde de opulencia. Más tarde hay un fiestón para que quinto de carrera se saque un dinero con el que irse de viaje.
¿QUIÉN ASISTE?
Los alumnos de la carrera de Historia del Arte de la Universidad de Murcia que hayan pagado el menú.
Los profesores de la carrera de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, pero no sé si estos pagan el menú.
Los peces gordos que los profesores de la carrera de Historia del Arte de la Universidad de Murcia crean oportuno invitar.
Y estos me da que no pagan el menú.
viernes, 25 de noviembre de 2011
La chica que va de acá para allá, poupurrí
-"Yo tengo dos dimensiones: espacio y tiempo".
-"Las tres armas de la esgrima son: florete, espada y...cuchillo".
-"Soy capaz de comprarme una vaca y amamantarla yo".
-"Los seres vivos nacen, mueren y se reproducen".
-"Cariño, empieza tú y luego ya te sigo yo".
-"Olía tan mal que me daba asco a mi misma".
viernes, 18 de noviembre de 2011
Fan de la Pandilla Cotilla
Es la primera vez desde que estudio en esta ciudad que he cambiado de barrio donde vivir. No me he ido a la zona burguesa, tranquilos. Al contrario, me he trasladado a la zona de los pubs. Hay tantas tascas a porrillo; tabernas como churros, pubs por doquier y, lo que me parece un fenómeno más digno de analizar, locales de diseño que se inauguran y se cierran como quien se lava los dientes cada día. Un año sin venir por estos lares y habían cerrado o cambiado de nombre hasta quince locales. Todos eran supermolones, con luces de neon. Con líneas modernas; con mobiliario de diseño. Esos que un taburete te sirve igual para sentarte que para batir un huevo (¿?).
En este barrio hay muchos grafitis. Los hay de tres tipos: reivindicativo, inteligible y artístico. No todos igual de currados, claro. No obstante hay una serie de grafitis a los que me he aficionado. No sé quienes serán los artífices. Ni siquiera si son de ahora o llevan cinco años y yo no los había visto nunca. Pero siempre que me muevo por las calles de mi barrio estoy ojo avizor por si descubro uno nuevo. De momento he encontrado siete. Siempre se trata de una frase firmada por un pseudónimo que hace referencia a un colectivo: Pandilla Cotilla. La frase como es lógico tiene un punto chismoso bastante gracioso. Ciertamente no sé cual es el fin último de esta serie de grafitis, pero a mi me tienen enganchado y me parecen una sátira bastante acertada. Los he buscado y hecho fotografías para que pudieráis verlo. Damas y caballeros, con todos ustedes, Pandilla Cotilla:
martes, 15 de noviembre de 2011
Yo y las leyes de la Física
Mi madre celebró el pasado puente de Todos los Santos su cumpleaños. A tan magno evento asistieron, madre, padre, Mirmana, cuñado, tíos, primos y como no La chica que va de acá para allá. El menú consistió en una saludable parrillada donde había más grasa que en un taller. Para chuparse los dedos, oiga.
Metidos en barrena y con los dedos ocupados entre longanizas y morcillas surgió a la luz un tema bastante recurrente en mi familia: recordar las locuras que hice en mi alocada niñez. Entre esos hechos por los que ningún jurado justo me condenaría siempre destacan lo malo que era para comer y las tretas que usaba para no comerme la comida: saltar por la ventana de la galería de mi casa para depositar los restos en la basura, tirar el vaso de leche por el patio de luces por las noches (antes de cumplir los siete años yo creía firmemente que el patio de luces era similar a un pozo sin fondo) o, sin ir más lejos, cerrar el gaznate y hacer huelga de hambre. Tales actos de rebeldía eran sagazmente reprimidos, cual revolución decimonónica española, con dos sopapos contundentes.
No todo fue rebeldía en mi niñez. Aceptaba de buen grado mi trabajo por horas de recadero familiar: comprar el pan, ir a la verdulería (que lo odiaba porque la verdulera siempre me gastaba bromas) o al supermercado. Entre estas tareas gustosamente accedía a llevarle a mi abuela el pan o el tupper con el cocido de turno que mi madre le había apartado del que había hecho para casa. Fue por entonces cuando me aficioné a las leyes de la Física y descubrí la Fuerza centrífuga mediante la cual si daba vueltas muy rápidamente a la bolsa en la que llevaba el cocido este no se caía. No obstante, descubrí otra ley de la naturaleza. Más concretamente de la naturaleza humana. La cual demuestra que los pioneros y los innovadores no suelen ser bien recibidos por la sociedad. Mi abuela, que a su edad pocas ganas tendría de saber quien era esa Física (cuyos padres no conocía, y si no conocía a sus padres poco bueno se podría decir de ella) intentaba desalentarme en mis experimentos científicos al grito de:
"¡Demonio de crío! ¿Pos no viene dándole vueltas a la bolsa dende su casa por tol camino? ¡Deja de darle vueltas al cocío que me lo vas a volcaaar!".
Si es que... siempre fui un incomprendido.
No todo fue rebeldía en mi niñez. Aceptaba de buen grado mi trabajo por horas de recadero familiar: comprar el pan, ir a la verdulería (que lo odiaba porque la verdulera siempre me gastaba bromas) o al supermercado. Entre estas tareas gustosamente accedía a llevarle a mi abuela el pan o el tupper con el cocido de turno que mi madre le había apartado del que había hecho para casa. Fue por entonces cuando me aficioné a las leyes de la Física y descubrí la Fuerza centrífuga mediante la cual si daba vueltas muy rápidamente a la bolsa en la que llevaba el cocido este no se caía. No obstante, descubrí otra ley de la naturaleza. Más concretamente de la naturaleza humana. La cual demuestra que los pioneros y los innovadores no suelen ser bien recibidos por la sociedad. Mi abuela, que a su edad pocas ganas tendría de saber quien era esa Física (cuyos padres no conocía, y si no conocía a sus padres poco bueno se podría decir de ella) intentaba desalentarme en mis experimentos científicos al grito de:
"¡Demonio de crío! ¿Pos no viene dándole vueltas a la bolsa dende su casa por tol camino? ¡Deja de darle vueltas al cocío que me lo vas a volcaaar!".
Si es que... siempre fui un incomprendido.
viernes, 11 de noviembre de 2011
Elogio de una década
Yo no sé dónde acabaré en la vida. Igual acabo mis días en la vieja casa de campo donde mi padre creció y vivió, recogiendo la almendra cada verano. Desde que sale el sol hasta el mediodía. O puede que en vez de eso acabe trabajando en algo creativo que me motive los días pares y me tenga hastiado los impares. Qué sé yo. Solo sé que el futuro es algo que no sabría predecir.
Así que como no me gusta hablar de futuro, hablo del pasado. Siempre recuerdo el pasado. Quizá por eso las dos carreras que he estudiado en la universidad hayan sido Historia (no se me sulfuren los historiadores, que esta no la terminé) e Historia del Arte. Porque me gusta tener en cuenta el pasado. Lo repaso, lo analizo, lo filtro y lo recuerdo. Saber qué hicimos para prever que haríamos. Mi amigo Huevosduros, a quien hoy llamaré por su nombre de verdad, es conocedor de esa faceta tan mía. No en vano siempre me recuerda lo pesado que me pongo con esa coletilla para contar historias que tengo: "Yo, cuando estaba en los scouts...". Aunque sé que en el fondo esto es algo que le parece entrañable y no le molesta.
Decía que hoy le llamaré por su nombre de verdad, qué es Aitor, porque hoy lo voy a homenajear aquí. A él y a los últimos diez años de mi vida. Los últimos diez años que han sido los diez años que cumple nuestra amistad. Puede estar tranquilo, no hablaré del archiconocido momento en el que él se dio a conocer con su chándal del Atleti (el que bajó a segunda) y su pelo amarillo huevo, puesto que ese día no fue exactamente en el que comenzó nuestra amistad. Por entonces íbamos a aulas distintas. Fue en el bachillerato, meses después, donde todo empezó a cuajarse. Pero esta historia no la voy a relatar haciendo un repaso a las anécdotas más jugosas de la década. Eso podría hacerlo con una historia cualquiera. Y esta no es, para mi, una historia cualquiera.
Aitor, en los últimos diez años es seguramente la persona ajena a mi familia con la que he mantenido una relación más estrecha (si obviamos a La chica que va de acá para allá) y eso debe significar algo. Pero no crean, lo interesante de todo este asunto es que después de tanto tiempo hemos vivido las suficientes absurdeces de la vida uno al lado del otro como para saber que podemos vivir el uno sin el otro. Porque realmente, en el día a día, mi querido amigo y yo no nos vemos. Podemos estar una semana sin vernos. A veces incluso un mes. ¡Que narices! Hemos demostrado saber estar un año sin vernos. Y mírenos, celebrando la década, como unos tontos enamorados.
Es curioso pero a mi lo que más me gusta de ser amigo de Aitor no es lo que nos decimos (pese a estas parrafadas sentimentaloides que estoy soltando) si no lo que sabemos el uno del otro. Porque sabemos hasta donde llegamos cada uno y sabemos cuanto se le puede pedir al otro. Él y yo nos hemos enfadado más de una vez. Como en toda relación que se precie, siempre hay cosas que nos joden. A veces es demasiado cuadriculado. Aunque supongo que lo es demasiado en los momentos en los que yo lo soy poco. Afortunadamente tenemos una relación abierta. Nos permitimos tener otros amigos. Salir con otras personas. Eso ayuda a entender lo difícil que es encontrar un buen amigo. Y más aún, un amigo que esté convencido de que te vas a comer el mundo.
Aunque sea a base de recoger almendra los veranos desde que sale el sol hasta el mediodía.
martes, 8 de noviembre de 2011
Gente rara por la ciudad: el acalorao
Inauguro esta nueva sección con un tipo de mi facultad que siempre me ha llamado la atención. Un tipo, cuyo nombre desconozco, y cuya principal característica es que se le ve a la legua que es más raro que un perro verde. Y vosotros preguntaréis "¿Por qué es tan raro, Josef?" y yo os responderé: "Porque lo digo yo. Y punto".
No obstante para que veáis que me muestro magnánimo cual Emperador de Poggio Rusco os daré tres razones por las que considero que es raro:
1. El tipo va en bermudas, chancletas y camiseta de manga corta en Invierno. Vale que Murcia no es Estocolmo. Pero coño, ponte al menos una rebequica para el relente ese que se te mete en los huesos por las mañanas.
2. Anda(ba) raruno. Como si solo quisiera pisar las baldosas amarillas, como danzando. Quién sabe si en su cabeza veía a su lado a un espantapájaros, un hombre de hojalata y un león.
y 3. Su pelo. Hace poco lo he visto y se lo ha cortado. Como lleva gafas me recuerda un poco a Harry Potter. Pero antes de irme de Erasmus lucía una melena ochentera, pero nada 'cool'.
La próxima entrega: El cojo en bicicleta
viernes, 4 de noviembre de 2011
Una fobia intrascendental, número 3
Dormir en una litera superior, moverme mientras duermo y escoñarme contra el suelo. Siempre acabo pegado a la pared como si fuera una lagartija.
domingo, 30 de octubre de 2011
Confusiones lógicas
Yo:"¿Has visto Blade Runner?"
La chica que va de acá para allá: "Claro".
Yo: ¿Sí? No tenía ni idea".
La chica que va de acá para allá: Por supuesto. Es la del negro ese que caza alienígenas, ¿no?"
Yo: ...ehm".
SOLUCIÓN:
lunes, 24 de octubre de 2011
Rarezas
Mi bolsa de deporte huele a Golden Grahams. No sé si esto es bueno o malo, porque yo desayuno (o meriendo) Golden Grahams todos los días. Uno espera que su bolsa de deporte llena de prendas sudadas huela a vestuario, a rancio, a deporte y tal.
¿Quiere esto decir que los Golden Grahams saben a sudor?
Entonces, ¿por qué me gustan tanto?
viernes, 21 de octubre de 2011
Fermina y la consulta del médico
Decía anteriormente cuando hablé de un fatídico día que todo terminó de completarse cuando fui a ver a mi médica y me dijo que si podía evitar comer chocolate en cualquiera de sus formatos mucho mejor para mi delicado estómago (mi paladar está reuniendo unos colegas con bate de béisbol para ir a hablarle de delicadez al estómago). Sin embargo las razones de esta recomendación no son la causa de esta entrada.
En la sala de espera de mi centro de salud habitual había una mujer llamada Fermina que aquella mañana había terminado pronto de hacer sus quehaceres cotidianos. Como había terminado pronto esos quehaceres cotidianos y tenía turno en la consulta del médico pensó algo así como:
-"Me voy ya para el médico y así si alguien falla entro antes".
Eran las 10:45 am y Fermina tenía turno a las 13:18 de la tarde. Más de dos horas y media después.
Todo esto conllevó que Fermina estuviera ansiosa ante la posibilidad de que de repente todo el mundo fallara esa mañana en el médico y poder ella haber despachado la mañana antes de las 11:00 am. Es decir, que con una media de diez pacientes cada hora (seis minutos para cada paciente) antes de Fermina tenían turno cogido cerca de veinticinco pacientes. Veinticinco pacientes que tenían que fallar para que la buena de Fermina hubiera despachado todos los recados a la bendita hora de las 11:00 am. Desgraciadamente nada de eso ocurrió. Muy al contrario, no solo acudieron casi todos los pacientes (alguno si falló) sino que además la mañana en la consulta médica transcurrió con su retraso de treinta minutos de rigor La pobre Fermina en un intento inútil por terminar pronto su mañana mantenía este diálogo con todos los pacientes que arribaban a la sala de espera:
Fermina: -¿Tú vienes de urgencia?
Paciente: -No, no. Yo tengo turno.
Fermina: -¿Seguro? Mira que a mi me toca ahora.
Paciente: -Sí. Mire. Aquí estoy: Menganito Fulánez.
Fermina: -No sé, no sé. Hay mucho listo hoy en día. Una no se puede fiar.
Paciente: -Señora , ¿cómo se llama usted?
Fermina: -Fermina, como mi madre.
Paciente: -Pero...¡Si usted está la penúltima de la lista!
o este otro:
Fermina: -¿Tú vienes de urgencia?
Paciente 2: -No. Voy detrás de ese señor.
Fermina: ¿Cómo detrás de ese señor? ¡Si acabas de llegar!
Paciente 2: -Ya. Pero tengo turno desde hace una semana.
Fermina: No, si al final saldré de aquí casi a las dos de la tarde.
Paciente 2: Usted, señora, va después de esa mujer.
Fermina: -¿Detrás de la mora? ¿Pero a esos les dan turno?
Podemos asegurar que Fermina llegó a su casa antes de las dos de la tarde. Exactamente a la una y cincuenta y tres. Su marido le pregunto donde leches había estado toda la mañana. A lo que Fermina no dudó en responder:
-"En él médico, que hay gente con mucho morro que siempre se te intenta colar".
-"En él médico, que hay gente con mucho morro que siempre se te intenta colar".
lunes, 17 de octubre de 2011
Los peores espaguetis de la historia
El jueves 13 de Octubre de 2011. El jueves pasado, vamos. El mismo día que mi padre cumplía 60 años para más señas. Ese, en principio, maravilloso día: soleado y lleno de actividades deportivas que me encantan (fútbol y más fútbol) se convirtió sin comerlo ni beberlo en el día de los peores espaguetis de la historia .
El día comenzó cuando acudí al banco a recoger el duplicado de la tarjeta de débito de mi entidad bancaria, la cual había extraviado otro maravilloso 24 de Septiembre. La empleada de banca, tan amable ella, había olvidado mandar la solicitud de duplicado. No pasa nada. Un error lo tiene cualquiera. Pero claro, podría enfadarme por las siete veces que alguna parte de mi cuerpo chocó contra una esquina, un marco o una pared. Pero bueno, ¿quién no ha llevado un día tonto? No voy a hablar de mis maravillosas actuaciones en los dos partidos de fútbol sala que jugué, no. Ni siquiera de las tres cervezas que acabaron sobre mi ( y no dentro de mi) en la fiesta hispánica que se celebró por la noche. Os voy a hablar de lo que más me jodió el día: los espaguetis.
-Eché pocos.
-Se me cayeron.
-Gasté todos los espaguetis.
-Se me quedó dura la nata.
-Se me quemó el bacon.
-Se me quedaron duros los espaguetis.
-No había pan.
Y para colmo, al día siguiente fui al médico y me recomendó que no comiera chocolate.
Lamentable. Realmente lamentable.
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