sábado, 8 de enero de 2011

Cosas que nunca te dije

Servidor siempre ha sido un muchacho tirando a tranquilo. Sin maldad ninguna. De esos que, a pesar no de creer en religiones ni divinidades, pone la otra mejilla por vaya usted a saber que valor me fue inculcado a conciencia cuando no levantaba dos palmos del suelo. Esto deviene en que me cuesta mucho levantar la voz. Y esto es curioso porque cuando era niño siempre me decían que hablaba demasiado alto. Había incluso algún adulto, que haciendo uso de su deformación profesional de maestro de escuela -y sin ser mi maestro, ni dar clase en mi colegio- me mandaba callar dándome un buen corte. Se preguntaba a santo de que venía entrar por la casa dando esos gritos como si viviera en en el centro de un bancal de Castilla-La Mancha. Ahora, debido seguramente al constante rubor al que fui sometido por aquellos tiempos me cuesta alzar la voz en público y coger confianza. Tendré que superarlo porque en días como hoy, que han comenzado las pu*** rebajas me dan ganas de gritarle al oído a más de un dependiente:

¡VETE A TOMAR POR CULO!

Por ejemplo.

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