martes, 17 de julio de 2012

Más gordo, más maduro

De un tiempo a esta parte cada vez que me reencuentro con alguien tras un tiempo sin vernos hay una enorme probabilidad de que lo primero que me diga sea: "¡Te veo más gordo!". Lo dirá a modo de broma pero basándose en una sensación más o menos real. Es una situación similar a cuando un tío le suelta un piropo a una tía y esta le responde de una forma borde, o cuanto menos original: a él le parece que tampoco ha dicho nada ofensivo y mi que ya estoy hasta la narices del mismo comentario con cada conocido que me encuentro.  
Pero por mucho que me pese y por mucho deporte que haga, lo cierto es que sí. Estoy más gordo. O mejor dicho: no estoy tan delgado. Porque yo estaba muy delgado. Pero mucho, mucho. Mis niveles de delgadez en 2005 son preocupantes. He visto fotos y si no me conociera diría que estuve enfermo. Es debido a esto que siempre he parecido más joven de lo que realmente era. En el instituto no se creían que estuviera en Bachillerato y en la Universidad no se imaginaban que incluso tuviera más años que muchos de los presentes en el aula. 
Mi madre, que me quiere mucho, dice que lo que pasa es que se me ha hecho cara de hombre. Es evidente que sé que me lo dice para que yo no me sienta mal. Su padre (mi abuelo) y sus hermanos (mis tíos) tienen todos una cara pan solo comparable a su autoestima propia. Y yo no iba a ser menos. Pero lo que me parece curioso es cuando se ha producido este cambio de cara delgada/niño a cara gorda/hombre. Ha sido con un ascenso en mi madurez. Si consigo aprobar las tres asignaturas que tengo para septiembre habré tardado nueve años en sacarme una carrera universitaria en dos intentos. Nunca me cansaré de decir que mi fracaso en la Universidad de Alicante fue proporcionado por una enorme inmadurez que me impidió afrontar un nivel de estudios superior al del instituto. Y eso solo como principio de todos los males. Después, en Murcia, tuvieron que pasar tres años para que espabilara. Cuando lo hice mi cuerpo reaccionó al cambio: ya tenía la madurez suficiente como para soportar en mi organismo diez kilos más.

Ahora depende de mi repartirlos bien y no solo en el flotador a media altura. Esta tarde volveré a salir a correr un rato.

1 comentario:

Aitor dijo...

Que no, que yo estoy con tu madre, se te ha hecho cara de hombre y punto, y vaya hombre...ahora con unas carreritas y flexiones te vas a salir!

Besotes!