martes, 16 de abril de 2013

Poggio Rusco guys: Madrid 2013 (Parte 2)

Cansados del ajetreo del día anterior, nos levantamos la mañana del sábado con bastante tranquilidad. Nada más amanecer Javi se había marchado porque tenía ensayo con su coro. O eso decía él, porque nos mandó fotos de la macro comida que se metió entre pecho y espalda. Víctor, Germán y yo, por nuestra parte, quedamos en ir a comer al KFC con un amigo de Germán que trabaja en la embajada de Corea. Se nos sentó al lado un asiático. Bueno, se sentó al lado de Víctor, y todavía no tengo claro si le interesaba nuestra conversación sobre comercio internacional o quería pedirle patatuelas a Víctor, porque en una de esas nos giramos y casi tenía la cabeza (que no era pequeña, todo hay que decirlo) en el cubo de pollo frito que nos habíamos pedido para los cuatro. Cuando por fin se marchó casi la lía parda con las sillas, las mesas, nuestras chaquetas, su chaqueta, el carrito de bebé de una familia que se sentaba a su otro lado. Si yo fuera el encargado del KFC le hubiera tomado la matrícula para sentarlo en un sitio preferente la próxima vez, pero bien solito.
Con el pollo frito dando vueltas por nuestro sistema digestivo cumplimos el deseo de Germán de ir al Jardín Real Botánico, situado en el paseo del Prado. Hay que decir que fue una visita altamente instructiva, guiada por Germán y secundada por su amigo, quienes aún recordaban muchas de las cosas que aprendieron en clase de botánica. Aprendí que la flor de todas las plantas leguminosas tienen forma de nave, con su vela mayor, y su mascarón de proa; que del tejo (un árbol al parecer muy escaso en España porque todos los ejemplares se encuentran en el jardín botánico de Madrid) se extraen anti-cancerígenos y que en el jardín botánico cuando no saben que nombre ponerle a una planta la llaman Camellia Japonica y santas pascuas. Terminada la visita nos fuimos a tomar una cerveza al tiempo que acompañamos al amigo de Germán a comprar unos pasteles para un evento social que tenía esa noche. En algún momento que yo me perdí debieron hablar entre ellos de ver la zona (in)noble de Madrid. Pasamos por la calle Génova, donde se emplaza Minas Morgul, o lo que es lo mismo: la sede del PP. Víctor se hizo una foto haciéndole una peineta y yo pegué un mocarro en la pared. Poco más pudimos hacer en favor de una revolución, pues había como veinte policías nacionales y dos furgonas aparcadas en la entrada.  Seguimos subiendo calles, hasta que Germán comenzó quejarse de que el cuerpo le pedía una cerveza. Pero el primer bar en el que paramos le pareció que el agua de cebada estaría a precio putas, y continuamos en busca de un bar decente. Finalmente cerca de la parada de metro de Iglesia encontramos uno a 3 euros la caña doble (que en ese bar es una caña normal), así que no quiero pensar cuan caro nos habría costado en el anterior bar. Tras hacer un repaso por las discotecas, pubs y afters que podíamos visitar esa noche nos despedimos de Vidal, el amigo de Germán y continuamos nuestro camino para casa. Bajamos en Ventas cargados de cena y suministro para esa noche. Cenamos mientras veíamos un reality-show de la MTV que trataba de como un tío había estado cuatro años chateando con una mujer que se supone que era transexual. El tío le había mandado a ella fotos de su primo que estaba más bueno y le había dicho que se llamaba de otra forma. Finalmente contacta con el programa porque quiere conocerla y decirle la verdad. Antes de todo eso se arma de valor y le confiesa a su mejor amigo que le pone mucho una mujer con la que lleva chateando cuatro años y a la que le es fiel desde entonces y que tiene la pequeña particularidad de que antes era un hombre. Finalmente cuando la conoce resulta que ella ha sido mujer desde que nació. Entonces él comienza a perder el interés porque lo que le daba morbo es que fuera medio hombre y medio mujer porque en realidad es bisexual y así tiene dos en uno. No me enteré como acababa el programa porque Germán, asqueado por ese tipo de programas nos cambió a Los Simpsons.
Cenados y duchados llegó Javi. A eso de la 01.30h cogimos el metro en Manuel Becerra y nos bajamos en Noviciado. Víctor y yo teníamos tantas ganas de mear que decidimos hacerlo en el primer portal. A mitad de la micción oí como alguien con voz autoritaria abroncaba a Víctor y a otro chaval ajeno a nosotros y me instaba a que dejara de mear. Resulta que estábamos regando el Ministerio de Justicia. Y yo vale, porque soy un simple licenciado en Historia del Arte muerto de hambre, pero ya le vale a Víctor, letrado que estudia para ser juez. El Guardia Civil nos preguntó si es que no había bares y yo entendía que si veníamos de bares y claro yo le contestaba negativamente y el se encendía más. Hasta que por fin entendí lo que decía y tuve que darle la razón. Porque claro, estamos en España y otra cosa no, pero bares hay para dar y vender. Precisamente un tío mío tiene uno, así que cómo no va a haber bares. Pues claro que hay. Dos minutos después el Guardia Civil nos dejó marchar.
La noche continuó con Javi haciéndonos dar vueltas por Malasaña sin decidirse por ningún bar. Ya eran casi las 3 cuando nos fuimos a otra zona cuyo nombre no recuerdo. Y nos pusimos en un bar que resultó que era de ambiente. Y esto Javi tenía que saberlo porque nos dejó y se marchó sin decir nada. Al final entramos en un local donde nos cobraban 10 EURAZOS con 1 copa. Víctor y yo lo dimos todo. Germán un poco menos. Y Javi creo que se estaba muriendo, porque solo había cenado un potito, había bebido mucho y se le estaba juntando todo con el hipo, me parece. Porque apenas hablaba.
En fin, regresamos a las 6 y pico a casa de Germán dormirla, que solo me quedaban dos horas para levantarme rumbo a casa.

Conversación destacada del segundo día:

Volviendo de nuestro paseo de tarde por las zonas (in)nobles de Madrid, Víctor y Germán se fijaron en el metro en una muchacha de pelo oscuro y ojos claros. Nada más abrirse las puertas del metro la chica salió corriendo a una velocidad inusitada. Todo esto a Germán le inspiró unos versos poéticos:

Germán: -El amor es como un vagón de metro.
Víctor: -Qué poético, Germán.
Josef: -En cuanto ha podido, esa chica ha huido de vosotros.
Germán: -Estoy pensando en mandarle un mensaje a ella con ese verso.
Josef: -Sí. Y que te responda: "¿Qué dices de metro?" Como Javi ayer.

FIN DE LA SEGUNDA PARTE.


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